"Los Rebeldes" Sandor Màrai.

Inmediatamente antes de ser aceptado e ingresar en el mundo de los adultos, por un instante, nada más abrirse la puerta, puedes ver con completa nitidez y comprender con una clarividencia irrepetible después, los caprichosos fundamentos de las normas que rigen la sociedad. La primera y lógica reacción ante la contemplación del disparate sobre el que todo gira es burlarse de semejante pantomima.

Después de ese fugaz instante de luz y sabiduría, la realidad empalagosa y tozuda, como una amiga fácil pero detestable, te seduce a tu pesar con la aplastante y contundente realidad cotidiana y, en breve consigue esculpir en tu cerebro la frase que, una vez interiorizada, marcará tu definitiva homologación como ciudadano anónimo, como uno más, uno de tantos: "las cosas son como son".

Como siempre, Sandor Màrai descubre la novela que se esconde detrás de un instante, de cada instante.

En "Los Rebeldes" ha elegido esa visión global y única, previa al aterrizaje en el mundo de los adultos.

Su estilo sobrio, limpio, ocurrente y detallista describe con maestría ese momento vital, gozoso y trágico al mismo tiempo.