Suzanne.
Suzanne te lleva a su sitio, al lado del rio,
puedes escuchar los barcos cuando se van,
puedes pasar toda la noche a su lado,
y, aunque sabes que esta medio loca,
eso es precisamente por lo que quieres estar allí.
Ella te ofrece te y naranjas traidas de China,
y cuando piensas que debes decirle que no la amas,
ella te envuelve y deja que el río responda
que siempre has sido su amante,
y quieres irte con ella
hasta con los ojos cerrados,
porque sabes que confia en ti
y has tocado su cuerpo perfecto,
con tu pensamiento.
(Leonard Cohen ."Suzanne")
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