"Vana es la risa que de leve causa procede"

Ya ha tratado este blog, en anteriores ocasiones, la increible y misteriosa capacidad del juego del futbol para producir escenas de intensa emoción e incertidumbre, convirtiendo cada partido en un escenario en donde , alrededor de una pelota, de desarrolla un guión donde surgiran la alegría y la tragedia, el esfuerzo y el fracaso, la lucha en equipo, la excelencia individual, el milagro del último minuto, el error y todo lo que constituye el contenido propio de un espectáculo completo capaz de conmover al espectador.

La componente patriótica se añade al coctel y, a su rebufo los informativos abren con hechos históricos celebrados en todas las calles y plazas de las ciudades de España, y los políticos ajustan las fechas de sus medidas de recorte.

Si bien para la alegría y el gozo cualquier razón es buena, puede advertirse una importante desproporción entre las manifestaciones de júbilo y las razones que los sustentan. De otro lado y sin saber bien cómo, lo cierto es que cuando no es una cosa es otra, la cuestión es que una semana por otra, las calles se llenan de gentes desaforadas gritando de un modo que cualquiera diría que sucedió algo que cambiará su vida para siempre.

Decía Don Quijote "vana es la risa que de leve causa procede", para referirse al júbilo sin fundamento, al aspaviento inmotivado, a los gritos de alegría sin causa suficiente. Todos ellos tan frecuentes por una cosa u otra, y que pudieran ser reveladores en nuestra sociedad de síntomas de una creciente idiocia colectiva y preocupante, de la que también se ha ocupado este blog en repetidas ocasiones.