Felipe González, lamentable; "El País", imperdonable.

Las ideologías totalitarias como el nazismo alemán, el fascismo italiano o el marxismo leninismo ruso comparten la idea de la preferencia del interés colectivo al individual. Todos los nacionalismos, de modo similar, entienden que la patria es un valor superior al de cada uno de sus miembros. La defensa del bien común, aún por encima del sacrificio de los valores o derechos de los individuos que componenen el grupo social, nos acerca a una concepción solidaria y generosa de la pertenencia al grupo y refuerza una pulsión gregaria antigua que forma parte de nuestra estructura más esencial. Por eso los movimientos totalitarios fueron expuestos a través de teorías dotadas de un cierto fundamento moral y cuvieron capacidad de ser asumidas como propias por grandes masas de población.

La historia de la humanidad, desde su primer día y la sangrienta primera mitad del siglo XX de manera especialmente descarnada nos enseñó que la idea de la preferencia de lo colectivo al individuo termina, más tarde o más temprano en Auschwitz o Gulac. Para hacer efectiva la defensa de los derechos del individuo frente a cualquier otro derecho, interés o principio, nació la Declaración Universal de los Derechos Humanos que tiene su expresión concreta en los distintos ordenamientos internos de las naciones más desarrolladas a través de normas constitucionales y mecanismos jurídicos de protección de los derechos fundamentales. El artículo de nuestra Constitución de 1978 alrededor del que gira todo nuestro sistema jurídico es el 10.1 cuando proclama que "la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le sn inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás con el fundamento del orden politico y de la paz social".

No sé si es un sentimiento personal o puede extenderse a quienes vivimos la transición a la democracia con diecisiete años. Pero probablemente el profundo desencanto hacia el nuevo sistema político derivado de aquella constitución tiene su origen en el hecho de que quien asumiera en ese momento el liderazgo de la izquierda española fuera Felipe González. Frente a Tierno Galván, Jose María Maravall o Enrique Llorente que respondían al modelo de políticos cultos, serenos, responsables, honrados, rigurosos, serios y con la autoridad que otorgan esos valores, finalmente se impuso este tipo de escasa formación, empachado de sí mismo, creador de frases supuestamente ingeniosas y, lo que es peor, tentado continuamente de dar el paso definitivo al populismo limítrofe con las desviaciones propias de las ideologías totalitarias. Este político español, a cuyo servicio trabaja el grupo de comunicación español alineado ideológicamente con la izquierda, a pesar de ser tenido por hombre de Estado o uno de los políticos más importantes de Europa, no se ha enterado de cuál es la piedra angular de nuestro sistema constitucional, la gran enseñanza para la Humanidad derivada de la II Guerra Mundial.

No se ha enterado de nada como demuestra que terminando ya el año 2010, nos regale una frase que revela de manera indudable su pensamiento fascista:

"Tuve que decidir si volaba la cúpula de ETA, dije no. No sé si hice lo correcto."

Pero, ¿es que puede ni siquiera concebirse por un segundo por alguien en su sano juicio que pudiera estar entre las competencias de un presidente del gobierno de un estado democrático la decisión de cometer un atentado terrorista?

¿Se da cuenta este tipo que su frase ingeniosa equipara un estado democrático a una banda terrorista?

¿Se da cuenta de que nos dejado sin el fundamento de nuestro orden político y nuestra paz social?

Para colmo, termina diciendo que "no sabe si hizo lo correcto".
Lamentable.

El periódico que quiere representar a la izquierda ideológica española escoge la frase para un titular de cinco columnas en la edición del domingo.
Imperdonable.

¿Esto es la izquierda?

Vienen tiempos muy difíciles.
Si a la crisis económica galopante se añade este fascismo ideológico, incluso desde la izquierda, puede asegurarse que aparecerán nubes muy negras en el horizonte.
Habrá que empezar a hacer las maletas.


En España, a 7 de noviembre de 2010.