La realidad y la representación de la realidad. Diario de un paranoico razonable (25).
El primer hombre a quien se le ocurrió pintar la pared de su cueva, hace más de 30.000 años y el autor de la última portada del Time comparten un mismo anhelo: que todos vuelvan la vista hacia su obra, que la miren.
Para conseguir ese propósito resulta necesario conseguir en el potencial mirador una cierta sorpresa, despertar su interés, capar su atención.
La representación de la realidad en una imagen pintada en la cueva de Chauvet impresionó tanto a quienes la miraron que le atribuyeron poderes mágicos, religiosos. Después el sobrecogimiento fue perdiendo intensidad y tras dudar primero, comprobaron que no era como pensaban;aunque lo pintaran el ciervo seguía dando problemas para cazarlo.
La imagen que "representa la realidad" que era una excepcion en el cerebro del hombre de aquellos remotos tiempos empieza a ser predominante en la mente de algunos humanos de nuestros días. Primero por la televisión y ahora, además por internet, un tanto por ciento indeterminado pero creciente de humanos pasan más tiempo mirando imágenes que mirando la realidad: en su mente llegan más imágenes que "represetan la realidad" que de la realidad misma. Cuando dejan de mirar al televisor, al odenador o al móvil, sus ojos sobrevuelan su casa, su cuarto, su calle... una realidad cotidiana a la que no hace falta prestar atención, por la que puedes moverte de manera automática, a la que no necesitas ver para saber que está ahí.
Los creadores de imágenes de nuestros días, para captar la atención de los destinatarios de su obra necesitan dosis cada vez mayores de anormalidad, de distancia con la realidad real para provocar sorpresa. La proliferación de imágenes llamativas por lo abusurdo o transgresor de su contenido y el hecho de que esa realidad alejada de la realidad sea la predominante podría dar lugar a una alteración significativa de la aprehensión y comprensión de la realidad por parte de una porción significativa de personas...que si llegan a ser mayoría terminaría siendo una alteración de la realidad misma.
Si cogieron a un muchacho de una gran ciudad occidental y lo sentátamos al lado de un muchacho de un pais del tercer mundo y los pusiéramos a charlar, es muy probable que el joven de Afganistan tuviera un conocimiento de la vida más real y certero que el jovencito de Brooklyn. La mente del primero, en el infinito número de instantes que componene su vida su mente, sus sentidos se han alimentado con la luz del sol, el brillo de las estrellas, el olor de la lluvia. Sus ojos miran sus manos y el horizonte. El segundo nunca se sentó a ver atardecer, no tuvo tiempo.Cuando camina por la calle, dos auriculares machacan su cerebro con el último éxito y no sabe como suenan las ojas secas del otoño cuando el viento las arrastra.
Vivimos de modo que hemos convertido las ciudadades más desarrolladas de la Tierra en una fábrica de monstruos. Cuando decidan actuar ya será tarde.
Etiquetas: Diario de un paranoico razonable.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home