Que más podemos hacer.

Algo ocurre, algo está pasando. Desde cualquier lugar aparece la certeza de que hemos perdido la medida de las cosas, el sentido común. La aceptación masiva y acritica de cualquier cosa, nos introduce en un mundo sin contorno. Mañana, mientras caminas por la calle puedes ver a un señor que observa con una lupa la nariz de un mendigo, la oferta luminosa de un sillón para señoras sin miedo al más allá, un conductor de autobuses campeón europeo de ajedrez, o la sede del Instituto de la Galleta.

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La sensación es que hemos tocado fondo. Después de que sea creado el Instituto de la Galleta, qué más podemos hacer como comunidad de humanos, como grupo, como especie. Todo apunta a que el último capítulo de nuestra historia lo hemos empezado a escribir y ya no hay vuelta atrás.

Si pierdes las referencias es imposible saber si tu tren se mueve o es el del la vía de al lado. El siglo pasado millones de hombres y mujeres murieron por imponer su criterio. Desde entonces tenemos miedo a decir no, establecer un criterio,una regla. Hemos alcanzado la paz, nadie discute, todo es admisible, no es posible saber cuando estas en rumbo, cualquier coordenada vale. Este barco navega, pero no sabemos hacia dónde. es muy antiguo tener un destino, cosa de nuestros abuelos.

El Instituto de la Galleta