Otoño
Entonces era cuando verdaderamente sabías que estabas con tus amigos.
Llegaban los últimos días de octubre y la tarde se tornaba obscura y fría. El parque extendía su alfombra de hojas amarillas y la gente metía las piernas debajo de la mesa camilla y dejaba la calle para nosotros.
Caminábamos encogidos, con las manos metidas en los bolsillos y sin otra cosa que la amistad para justificar el despropósito de estar vagando por las aceras tristes y vacías de una ciudad en medio de la llanura.
Era Otoño, comíamos pipas sentados en un banco y nunca nos faltaron cosas de las que hablar.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home