domingo, marzo 16, 2014

Nos visita Sebastian Melmoth





Durante muchos años se llamó Oscar Wilde, pero después de perder un desafortunado juicio con una enorme repercusión pública, decidió cambiar de nombre y exiliarse en París. Allí, con el nombre de Sebastián Melmoth  fue acogido en el Hotel de la Plage, donde malvivió sus últimos años.

Teníamos intención en el consejo editorial de esta Tierra de Nadie de procurar una entrevista con este tipo ingenioso y transgresor, pero lo fuimos retrasando. Hoy nos visita porque así lo ha querido, porque le ha dado la gana.

Mucho antes de que John Lennon se atreviera a  mirar con desprecio a la gente bien de Londres,  que la generación beat eligiera nuevas formas de vestir o de llevar el pelo para expresar su rechazo a una sociedad convencional y aburrida; mucho antes de que el las calles de París se utilizara el ingenio de una frase como arma revolucionaria, éste hombre, brillante, inteligente y libre, rompió el pacto ancestral entre la cultura y lo políticamente correcto. Y la gente mediocre, inculta, arbitraria, acomplejada y  rencorosa, que suele ser la que tiene el poder en todas las épocas, en todas las culturas y en todos los lugares, no se lo perdonó.

Hijo de padres ricos y cultos, desde temprana edad conocía el alemán y el francés. Viajó por todo el mundo y fue admirado por sus novelas, sus comedias y sus cuentos. Pero planteó un pulso en los tribunales a un representante de las buenas familias londinenses  y erró en el pronóstico. Pensó que bastaba con tener razón, sin embargo su órdago se convirtió en una cuestión de honor para la clase dirigente y ningún juez podría dictar una sentencia contra los suyos. 

Esa nota manuscrita en la que el Marques de Queenberry le llamaba sodomita cambió su vida.

- Bienvenido... ¿Sr. Wilde o Sr. Belmoth?

Me da igual. Aquí me llaman Andrés...es por un cura francés que me recomendó a última hora y consiguió plaza en el Cielo. No es tan cómodo como dicen, aunque el sitio está bien. Mejor que Reading. Me hizo ilusión encontrar de nuevo a mi madre.
(...)
La gente piensa que es difícil entrar aquí...pero yo no lo creo. Lo cierto es que está al alcance de cualquiera...si le digo quien anda por aquí...lo que pasa es que esta feo hablar mal de la gente... a estas alturas, nunca mejor dicho.

- Qué tal, qué le interesa del mundo?

La belleza,  es lo que siempre me interesó. La combinación de colores, sonidos, texturas, olores, cadencias, temperaturas y...personas. La belleza es lo que une a todo eso, lo que  tienen en común. Siempre quise escribir sobre la belleza, aunque la frase ingeniosa o sonora se terminaba imponiendo. Sobre todo en el lector. Tenía que haberlo previsto. Quiero decir que tenía que haber previsto que el lector tiende a quedarse con lo fácil y el escritor termina siendo lo que dice el lector que es.


- Disculpe que le pregunte del asunto más desagradable de su vida, pero me dicen que fue un error tomarse en serio la carta del Marques.

Claro. Sin ninguna duda. No sé si por mi obsesión por la belleza, de pronto me cegó la extraordinaria fealdad moral de Marqués...y ¡maldito el día!. El niñato de Douglas pensó que si me quitaba de la cabeza la idea de demandarle, yo podía pensar que él prefería defender a su padre que a mi.... y yo, hubo un momento en que pensé que sería un desaire para el insensato de Douglas que no demandara a su padre...Me metí también porque perdí la cabeza y llegue a pensar que aquello permitiría que todos vieran que debajo de esos ropajes., solo había mala educación.

Un despropósito, pero me mordió el orgullo, la soberbia, las ganas de ganarle el pleito en los tribunales al subnormal del Marques de Queensberry. Me metí de una manera absurda e innecesaria en ese fangal de estulticia...Fue un error, sin duda.

- Ahora en España la prensa dedica mucho tiempo a los juicios. Aquel asunto fue precursor de este fenómeno de espectacularización de los procesos.

Si, creo que ese factor fue determinante. No había ocurrido antes, pero los diarios empezaban  a aparecer y las noticias sobre mi pelea con el marques subía el número de las tiradas. La situación se transformó y toda la expectación se metió dentro de mi y me envenenó. Ves a tu mare llorar leyendo los periódicos. Tu esposa decide dejarte y cambiar los apellidos de tus hijos. Solo te cabe entonces buscar una sentencia a tu favor...que era imposible. Y los periódicos alteraron el objeto del debate...ya no se trataba de enjuiciar si el Marques dañó mi honor al escribir en una carta "al que presume de ser sodomita", sino de si ese tipo extravagante  y descreído podía humilla en los tribunales a la buena gente de la ciudad.

Fíjese el despropósito. Demando al marques yo y...finalmente me condenan a mi.
Si no hubiese demandado...si no hubiere picado en la provocación...una vez que llegas al tribunal y los magistrados tienen que elegir, lo previsible es que no opten por solución ingeniosa. Juegan a lo seguro. Es lógico, son gentes de poca vida...representan el orden...no son poetas ni puedes pedirles que lo sean..

- Todos dicen que la prisión le cambió.

Me cambió perder una batalla que fue una torpeza iniciar.
Siempre había ganado y creía que esa vez también ganaría.
Me cambió perder a mi mujer, a mi madre... a mis hijos. Douglas terminó advirtiendo que todo había sido un error estratégico capaz de estropear toda una vida.
Me cambió tener tanto tiempo para contemplar ese gran error...ese error de quedarme por un minuto contemplando la fealdad y deslumbrarme...

- Murió con 46 años...ahora pensamos que a esa edad todavía aún hombre es muy joven.

Ahora en los países desarrollados los ciudadanos son jóvenes que van a una fiesta...durante tos su vida. Después de la segunda guerra mundial nadie quiere tomarse nada en serio. Lo entiendo.
Después de Reading solo me quedaba morir. 
Me quitaron todo.
Ganaron y quisieron dejar clara la victoria. Que no hubiera ningún duda.

- Y..al final dicen que se arrepintió de todo...

Es el final del cuento escrito por quienes me mataron.
No saben nada, no leen nunca, no piensan... y encima se creen los mejores.¿De qué tenía que arrepentirme?

(...)

Me gusta su blog, pero escribe usted cada vez menos.
No lo deje.
Y nunca entre el discusión con esa gente.
Aprenda de mi error. No discuta con ellos. Usted a lo suyo.
...y escriba poesía.

- Gracias por su visita.


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