Se acerca una guerra. Diario de un paranoico razonable (23).
Desde hace un tiempo, no sé cuantos años; mi abuelo es una referencia pues a él no le pasaba... Desde hace algunos años y de alguna sutíl manera, nos han inoculado un sentimiento profundo de inseguridad, de incerteza. La intoxicación universal consiguió que nadie pueda alcanzar conclusiones. Ni siquera en las cuestiones más sencillas y personales. Cualquier idea es refutable, cualquier percepción es engañosa, cualquier convicción es tan respetable como relativa. Los hombres se hacen adultos y cumplen años sin conseguir avanzar/madurar /configurar su percepción del mundo que, por ello, sigue siendo relativa, provisional, discutible . Finalmente , como consecuencia, la realidad nos aparece como bañada por una niebla que impide ver con claridad la línea que dibuja el perfil de las cosas, de las personas, de las ideas, de las creencias, de las previsiones. La simpática inmadurez de los Beatles, la brillante inteligencia de Einstein sacando la lengua y, sobre todo, el deconcierto general al comprobar - ya sin estupor - que nuestra nación-guía fue capaz de lanzar dos bombas atómicas sobre población civil, han conseguido un mundo de hombres alegres y estúpidos con celebros permanentemente adolescentes, inseguros, incapaces de señalar con certeza y seguridad al culpable, ciegos ante lo que es evidente que va a ocurrir.
Vosotros tenéis la mente preparada para vivir aquí, gracias a dios vuestros ojos no pueden ver lo que tienen delante de sus narices. Pero yo estoy enfermo, mi mente es refractaria a esos tratamientos universales. Puedo ver lo que ocurre. Sé que un hombre, cerca de los cincuenta puede ver el contorno de las cosas y debe hacerlo sin temor. Y por eso sé que es inevitable. Se acerca una guerra tras la cual todo seguirá igual. Pero empieza a ser inevitable.
Mientras un número creciente de población hasta ahora satisfecha se adentra en la angustia cotidiana de no tener nada en el frigorífico ni previsiones de tenerlo en muchos años, quienes dirigen la economía defienden que la solución vendrá de empobrecer todavía más a esa gente. Una muchedumbre de bobos y mediocres, cuidadosamente seleccionados para que lo sean, ocupan cargos políticos sin poder real alguno. Poco más de un centenar de familias que titulan el 90% de los bienes y la riqueza mundial ejercen un poder cada vez más brutal e ignorante. La riqueza les hace ciegos e irreponsables.
Esta es la situación y, cada día la miseria de unos y la estupidez de otros crece visible y exponencialmente. Cuando esto ocurre, viene la guerra. Lo de menos será la excusa final, el incidente nimio que desencadene el desastre. Luego vendrá un mundo gris de muerte y militares. Cuando todo haya pasado, todo seguirá igual. Sin embargo, es inevitable.
(Creo que me han visto. Adios. No, no soy de los anonymous, dejeme marchar por favor...).
Vosotros tenéis la mente preparada para vivir aquí, gracias a dios vuestros ojos no pueden ver lo que tienen delante de sus narices. Pero yo estoy enfermo, mi mente es refractaria a esos tratamientos universales. Puedo ver lo que ocurre. Sé que un hombre, cerca de los cincuenta puede ver el contorno de las cosas y debe hacerlo sin temor. Y por eso sé que es inevitable. Se acerca una guerra tras la cual todo seguirá igual. Pero empieza a ser inevitable.
Mientras un número creciente de población hasta ahora satisfecha se adentra en la angustia cotidiana de no tener nada en el frigorífico ni previsiones de tenerlo en muchos años, quienes dirigen la economía defienden que la solución vendrá de empobrecer todavía más a esa gente. Una muchedumbre de bobos y mediocres, cuidadosamente seleccionados para que lo sean, ocupan cargos políticos sin poder real alguno. Poco más de un centenar de familias que titulan el 90% de los bienes y la riqueza mundial ejercen un poder cada vez más brutal e ignorante. La riqueza les hace ciegos e irreponsables.
Esta es la situación y, cada día la miseria de unos y la estupidez de otros crece visible y exponencialmente. Cuando esto ocurre, viene la guerra. Lo de menos será la excusa final, el incidente nimio que desencadene el desastre. Luego vendrá un mundo gris de muerte y militares. Cuando todo haya pasado, todo seguirá igual. Sin embargo, es inevitable.
(Creo que me han visto. Adios. No, no soy de los anonymous, dejeme marchar por favor...).
Etiquetas: Canciones, Diario de un paranoico razonable.
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