Asómate a la Vida en cualquier balcón.
Llegó a casa y era como si por la mañana hubieramos estado en clase y me trajera unos apuntes. Hace más de treinta años de eso, pero cuando te miras a los ojos y sonríes, te das cuenta que sigues en el mismo punto. Entonces sabes que los años no cambian esa parte esencial que te define y que los que estaban a tu lado cuando se moldeó esa figura, te acompañan toda la vida. Las frases entrecortadas, algún silencio al final de la narración de lo que sea. Recuperamos poco a poco la memoria de los compases, el ritmo de nuestra conversación, el turno invisible en el que nuestras palabras se van acoplando. Los amigos con nuevas parejas, el trabajo, la edad de nuestros hijos y la Música. Poco a poco me detuve en el detalle de su eterno pelo largo y despeinado, sus ojos aumentados por las lentes de sus gafas, la peculiar coordinación de sus brazos y las manos cuando acompañan sus palabras. Aparecen entonces hombres y mujeres demenciados que sólo en parte puedes llegar a entender, el dato de que cada tres días hay un intento de suicidio (" pero ya no es noticia"), un amigo músico, de pelos rubios y largos, que sigue contando su viaje de juventud a la California de los años sesenta, a pesar de haber trabajado durante no sé cuantos años en la BBC ( Bodas, Bautizos y Comuniones). “Me viene bien, toca cualquier intrumento y me ayuda a ordenarme”. Poco después, mientras se lía un cigarrillo, recordamos a Hilario. Cae la tarde y aparece un cubano ciego que se sabe las calles de Madrid de memoria. “Es valiente. Hace años se le quedó pequeña la isla y tanteando con su bastón se subió al avión. Ahora vende cupones y añora su vida allí”. Paradojas. Silvio es la poesía en estado puro. Él tambien estuvo en el recital de Madrid, hace poco.
Amigos de cuando entonces. Juntos entre los diez y los ventitantos. Y los dos seguimos al lado de la guitarra intentándolo, buscando nuestra canción. Bueno, él lo ha conseguido: “Cuarenta primaveras treinta y nueve otoños”.
Las noches por el Barrio de Malasaña, la prisa, y la angustia (productos típicos de Madrid) y la poesía que también florece entre el asfalto, están aquí destiladas en su voz desgarrada y tierna, dulce y ácida al mismo tiempo, personalísima e inexplicable.
Amigo, aquí te escribo y muestro tu enorme canción a los elegidos por el Destino, que tengan la suerte de haberse pérdido en ésta Tierra de Nadie. Es mi homenaje a tu visita inesperada, a lo que fuimos y seguiremos siendo.
“Cuarenta primaveras , treinta y nueve otoños,
licor de madroño riega Lavapies,
piso en Embajata, cerveza del día,
mañana no existe donde tu no estés,
y una francesa se aburre en el Alphaville
sarna contigo no pica, ni en un desfile.
Cuarenta primaveras, treinta y nueve inviernos,
Sábado a la noche , fiesta en el infierno,
corazón rebelde vive de alquiler,
ángel y demonio encienden tu sed,
Y aunque te juro que Romer me pone a mil
que importa una mentira si es junto a ti.
Cuarenta primaveras, treinta y nueve amores
unos ya dolidos , otros por venir
envidian las flores la piel de tu cintura
los sabios tu locura, los que vuelven , tu partir
Por mucho que te digan los entendidos
lo hace mejor un amante que dos maridos.
Cuarenta primavera, treinta y nueve estíos
Vente pa ca , dí si tienes frio
Claro de Luna y aceite , pa las arrugas del corazón
Una mistela con risa y que salga el sol
Mola más que rumba que un orfeón
Asómate a la Vida en cualquier balcón.
Asómate a la Vida en cualquier balcón.
Daniel Olivares Zarco.
Etiquetas: Canciones
2 Comments:
Ha estado muy bien eso de ser una de las elegidas por el destino para perderse en la tierra de nadie un domingo y encontrarse esta canción. Genial.
Muy bonita y muy bien cantada.Reconforta mucho. Cierto, encontro su cancion...
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