martes, diciembre 19, 2006

Canis."Los santos inocentes" (2)


Miguel Delibes nos puso frente a lo peor de nosotros mismos como nación, como grupo humano, como sociedad, con su estremecedora obra “Los santos inocentes”(1981). Mario Camus lo escribió en las pantallas: todo un grupo social oprimido en lo más profundo de sus almas poblaba nuestros pueblos y las impresionantes dehesas de Extremadura o La Mancha. Seres humanos literalmente machacados por otro grupo social hegemónico e insensible, de misa dominical, loden y cacería. Entre bromas de mal gusto y una costra en su corazón de piedra, consideraban a esos hombres, mujeres y niños en un estatus intermedio, entre el perro que les ayudaba a cazar conejos y los humanos, todos iguales hijos de dios, en donde debía incluirse a Mamuchi, Tia Consuelo y Fefé, el clasico soltero y rico de profesión, un poco sinvergüenza. Ni se te ocurra incluir ahí a Paco el Guarda, la Regula, su mujer y su hija, la "Niñachica", la pobre…¿cómo se llamaba?
Pero lo genial de la obra de Delibes es entender que lo verderamente dramático, lo que reducía hasta el límite la condición humana de aquellas pobres gentes, era precisamente su privación drástica del instrumento humano más esencial: el lenguaje. Y Delibes lo describió utilizándolo. Palabras entrecortadas y escasas, frases que necesitan de la imaginación para ser entendidas, para captar o intuir apenas el significado, a veces imposible, que quisera trasmitir quién, con el permiso del señorito, a veces se atrevía a hablar.

Veinte años despues, germinando a cientos en barrios nacidos de la preocupación social de aquellos señoritos de Delibes, y su macabro invento de las Viviendas de Protección Oficial, aparecen inundando nuestras calles con el ruido ensordecidor de su motocicleta sin tubo de escape o su coche tuneado convertido en altavoz de música infernal, los representantes de otro grupo social, mucho más arrogante, joven e infeliz, pero con idéntica mutilación. Ahora ya en el entorno de un sistema democrático devaluado culturalmente e incapaz de articular mínimamente un sistema educativo verdaderamete universal, aparece el fenómeno de los llamados Canis de Andalucía, Garrulos o Bakalas en Murcia, Chanclis de Alicante o Jinchosls o Pelaos en Cataluña. No pasarían un examen de castellano en el grado elemental de cualquier academia de un país extranjero. Carecen del instrumento primario y esencial del lenguaje. Eso les convierte en candidatos a ser protagonistas de un nuevo holocausto en un mundo competitivo sin contemplaciones que ha heredado y aumentado el cinismo agrio e inhumano que Delibes nos puso encima de nuestros mantelitos de encaje.
Ls neuronas, antes anestesiadas con un sagrado corazón transparente y espinado presidiendo la cocina, ahora requieren trankimazines y otros tranquilizantes químicos.
El problema no acaba con la tragedia de miles de conciudadanos privados del lenguaje. Lo peor es la mezcla entre displicencia de un lado y frustración de otro: un buen día el señorito mata a la milana bonita y Azarías lo cuelga de una encina.

Vamos a ver.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vamos a ver. Si este fenómeno sólo se circunscribiera a un determinado sector de la población, a un tipo de barrio o a un entorno social más o menos concreto, respiraría tranquilo.
Lo que está ocurriendo es que la incultura y la falta de sentido común se está extendiendo tan rápido y de forma tan notoria, que simplemente educar a un adolescente se está convirtiendo en una tarea de héroes.
El beneficio político de la incultura es tan notorio, tan económico de medios precisos para su desarrollo, y de alcance tan rápido y tan inmediato, que podemos concluir que la incultura vende en cualquiera de sus manifestaciones.
Ante eso sólo nos queda el trato personal.
El sábado fuí con mis hijas a un cumpleaños infantil. La madre de la homenajeada, tenía dos hijos, y esperaba el tercero. En un bis a bis me confesó su miedo a traer una criatura a este disparatado mundo. El miedo se reflejaba en su mirada.
Yo no soy valiente. Pero tengo un amigo que sí, que lo es.
Driver se acercó a la madre, le cogió la cara con sus manos de forma cariñosa. Le apretó un dulce beso y le dijo:
"Tu sí, tú eres mi héroe".
Se lo dijo de forma tan dulce y decidida, que la madre se lo creyó.
Tal vez el mundo ha cambiado o tal vez siempre fué así; el caso es que los Nicolas Cage, los Steven Macqueen y los héroes de la Ilíada, van a dar paso a gente que simplemente van a esforzarse para que sus hijos lean y escriban correctamente el castellano a los quince años.
Vamos a ver. Esto es así.

4:14 p. m.  

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