POR FIN.
Al fin. Ya era hora. Se acabó la modernidad sexocolonial, ahora tendrán que callarse quienes criticaron a Leela Gandhi cuando se atrevió a plantear la “la lógica de la apropiación inapropiada”, presente también en la cultura camp.
Terminaron siglos de discriminación. A partir de ahora nada será igual. Las cosas han llegado a donde tenían que llegar. Se acabaron las mentiras que nos han impedido ser libres. Basta de medias palabras, sigamos el camino que ha iniciado Beatriz Preciado en su teoría del género como incorporación protética, buscando a fondo la genealogía del dildo.Hemos derrotado a los que siempre quisieron tenernos bajo su asqueroso poder machista. Y que sepan ahora todos, que ya en 1947 el doctor Money había hablado de la categoría del género como una biotecnología del cuerpo sexual. Han caído los muros que separaban al ser humano de su auténtica esencial. Nos acercamos a la definitiva verdad. Podemos ver el final del túnel. La Historia no se detiene, no se puede parar la fuerza que mueve la Humanidad. Habrá que tomar el martillo pilón y destrozar las paredes que separan los ruinarios por sexos.
Un mundo nuevo se divisa en el horizonte de la Humanidad. Años de lucha y sufrimiento han merecido la pena.
Terminaron siglos de discriminación. A partir de ahora nada será igual. Las cosas han llegado a donde tenían que llegar. Se acabaron las mentiras que nos han impedido ser libres. Basta de medias palabras, sigamos el camino que ha iniciado Beatriz Preciado en su teoría del género como incorporación protética, buscando a fondo la genealogía del dildo.Hemos derrotado a los que siempre quisieron tenernos bajo su asqueroso poder machista. Y que sepan ahora todos, que ya en 1947 el doctor Money había hablado de la categoría del género como una biotecnología del cuerpo sexual. Han caído los muros que separaban al ser humano de su auténtica esencial. Nos acercamos a la definitiva verdad. Podemos ver el final del túnel. La Historia no se detiene, no se puede parar la fuerza que mueve la Humanidad. Habrá que tomar el martillo pilón y destrozar las paredes que separan los ruinarios por sexos.
Un mundo nuevo se divisa en el horizonte de la Humanidad. Años de lucha y sufrimiento han merecido la pena.
Es el fin del capitalismo posfordista, de la comodificación. La mente profética de Beatriz lo divisó antes que nadie con la claridad y contundencia que la ocasión merecía: "es necesario hacerse cargo de la propia molaridad (la opresión, en este sentido, actúa como un catalizador identitario) para poder moverse hacia un devenir molecular, inframolar y posidentitario".
Ahora sí somos iguales. Definitivamente.
Ahora sí somos iguales. Definitivamente.
Un hombre se ha quedado embarazo.
Ahora podemos descansar tranquilos.
Por fin podremos empezar a enfrentarnos a otras metas, buscar nuevos objetivos, fijarnos nuevas metas, enfrentar retos inéditos para nuestra felicidad.
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