miércoles, septiembre 06, 2006

Cayucos.



No sé si se puede escribir algo sobre esos hombres que se lanzan al mar buscando un lugar donde poder trabajar para calmar el hambre de sus hijos, que no sea ya conocido de todos. Si un día alguien decidiera investigar el número de africanos muertos en el fondo del mar, las cifras del holocausto seguramente serían impresionantes. ¿Qué pasa en aquel continente?
Africa y Europa. Está escrito hace más de treinta años.

Releo a Roger Garaudy:

“ En realidad el oro de Africa y America desempeñó un papel determinanate en el auge de la economía de mercado. (...) Pero el comercio esencial con Africa fue, durante tres siglos, el de los esclavos.(...) Se dice a veces que la trata se “limitó” a la deportación de unos millones de hombres a America. Eso equivale a olvidar que para conseguir un cautivo había que contar generalmente con diez muertos. Si se cifra- y es un mínimo- en diez millones el número de esclavos deportados, eso significa cien millones de hombres destruidos. Jamás conoció el mundo un genocidio semejante.
Hubiera sido posible otro encuentro entre Africa y Occidente y los africanos así lo deseaban. Por ejemplo en 1520 el emperador de Etiopía Lebna Denguel deseo introducir en su país los conocimientos técnicos de Europa. Para ello escribió al Papa León X y los reyes de Portugal Manuel I y Juan III. En el siglo XVIII, el rey de Dahomey, Agaja Trudo, queriendo acabar con el tráfico de esclavos, propuso apelar a la cooperación técnica de los especialistas europeos y envió una embajada a Londres para obtenerla. El rey de los Achantis Opoku Uare pidió a los europeos que instalaran destileríaa en el país achanti. A comienzos delsiglo XIX todavía, un rey de Calabar (al éste de Nigeria) rogó a los ingleses que contruyeran una refinería de azucar. Todos tropezaron con idéntica negativa: Occidente necesitaba impedir en desarrollo económico de Africa para que ésta no hiciera competencia al capitalismo naciente y para que sus mercados siguieran abiertos a las mercancías europeas.
El capitalismo europeo, convertido en eje de la economía mundial, fue el que resucitó la esclavitud y la impuso durante siglos, del XVI al XIX.
Así nacieron entre el fango y la sangre, las grandes fortunas de las firmas capitalistas.
(...)
Resultaría fácil trazar la genealogía de grandes dinastías capitalistas. El célebre Barclays Bank fue fundado por David y Alexandre Barclay, traficantes de escalvos y con el botín de su tráfico en 1756. Los creadores de Lloyds, hoy rey de los seguros mundiales, eran pequeños cafeteros de Londres cuando se lanzaron al tráfico de esclavos, que les valió su primera fortuna.”
Dialogo de Civilizaciones.
Editorial Cuadernos para el Dialogo SA.
Edicusa , Madrid 1977.

Los cayucos son consecuencia directa de la hegemonía de los “principios reales” ( no los proclamados en textos y declaraciones) de nuestra sociedad. Son víctimas directas de quienes tienen el poder en nuestras sociedades, de sus padres y de sus abuelos. Y cada negrito muerto es una vía de agua abierta en las bodegas de éste lujoso y aburrido crucero que llamámos Occidente.

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