martes, mayo 29, 2007

En guaraní "Jacarandá".

El color inexplicable del Jacaranda convierte la realidad de la calle en una alucinación. Su floración responde a ritmos indeterminados que pudieran tener alguna relación con alteraciones de temperatura más o menos bruscos. Pero nadie aún lo ha estudiado con detenimiento. Los manuales de botánica clasifican los árboles y en el esfuerzo por agruparlos atendiendo a la forma de las hojas o los frutos, vienen a atribuir condiciones a éste árbol mágico que no son demasiado precisas en algunos casos o simplemente no se corresponden con la realidad.
Antes de que el fantasma del cambio climático haya introducido una suerte de descoordinación general en la naturaleza capaz de modificar ritmos ancestrales en el sueño de los osos o en los cambios de residencia de las cigüeñas, la Jacaranda ya hacía las cosas a su manera. No sabemos con certeza , ni siqueira, su género gramatical: el jacaranda , la jacaranda, ¿las dos son correctas? .
Los que han convivido con este estrafalario árbol no advierten en su comportamiento nada anormal. Pero los que no tuvimos el placer de conocerlo hasta una edad madura, en compensación, tenemos el privilegio de poder percibir nítidamente su comportamiento peculiar y caprichoso. Tras un chaparrón de verano, si después sale el sol, las flores moradas pueden aparecer de forma masiva y repentina convirtiendo la calle o el paseo en una imagen retocada por Warhol y cercana a la visión que procura la ingesta de alguna sustancia ilegal y misteriosa. Ocurre sin embargo que dadas esas mismas condiciones, resulta que esas flores esta vez no salen. Y al revés. Al salir a la calle, una mañana de junio, la floración te vuelve a fascinar y cuando buscas alguna explicación en las inmediatamente anteriores incidencias metereológicas, sencillamente no la encuentras.
Cómo puede explicarse que tantas veces, incluso cuando el suelo se llena de hojas, el árbol este también repleto. Es capaz una floración intensa y sucesiva. No es posible determinar cuantas veces.
Y en ese trajín, nace el dialogo sin palabras entre ese árbol intrigante, impertinente y desquiciado, que mancha el suelo con una flor pegajosa, con algún jubilado que lo admira desde la triste serenidad de un banco a las diez de a mañana. Pasaba ayer a su lado y me miró. Los dos miramos a las preciosas Jacarandas del paseo y volvimos a mirarnos. Así un par de veces. Me hizo un gesto: interrogación y sorpresa. Le contesté sonriendo al tiempo que encogía los hombros pidiéndole comprensión. Este árbol es así. Sabe perfectamente que, como tantas veces, la belleza se sabe poderosa y autosuficiente. Nadie le pedirá explicaciones.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

BELLEZA IMPREVISTA.
Estadísticamente hablando, es del todo punto improbable, que en un taller de chapa y pintura ubicado en Bolonia, se produzca un milagro estético.
Así es.
Pero el caso es que estaba esperando para pagar la factura de un bollazo en la trasera de mi Volvo, y de pronto apareció conduciendo una cangú.
Venticinco le calculé. Italiana. Traía piezas de recambio en la furgoneta. Neumáticos, baterías y embragues.
Resolví que la abuela de su abuela, había sido la causa de una estrepitosa vendetta entre dos parroquianos hacía muchos años. Aquellas vendettas de verdad; que se regaban con sangre roja, y que muchos justificaban por la sujeta del pleito, la calor, y otras razones que siempre empezaban por el artículo determinado, la. Ya que había que defender el honor, que fuera por una causa determinada por el artículo, la.
La susodicha entregó la mercancía, le firmaron el albarán rosa, y entonces se produjo el milagro.
Plantada como estaba ella enmedio del taller gris, de pronto floreció en su rostro una sonrisa etrusca; definamos pues sonrisa etrusca.
La sonrisa etrusca es un gesto de poder, que de forma ancestral es heredada por algunas hembras de la península itálica, que encuentra sus orígenes en las ceremonias iniciáticas de juventud que se celebraban por aquellas tierras hace cientos de años, y que para entendernos en romance paladín, vienen a decir:
"Vale, yo estoy aquí y ahora; pero mañana puedo ser la reina de tu vida; siempre que a mí me de la gana, claro. Yo soy el poder, porque yo soy la vida".
Esa frase, tiene una relación directa con la sonrisa, pero me resulta más fácil escribir la frase que describir la sonrisa.

"!Ma que bella la ragacha¡".

Me quedé un rato pensando en el concepto de belleza imprevista, de belleza universal, de belleza ancestral.
Reaccioné e hice amago de intentar entablar contacto humano.
La cangú arrancó y se llevó dentro a la Reina de Sava.

Yo me quedé pasmado, igual igual que cuando ví por primera vez la bahia de Strómboli.

¿Cómo podía caber tanto sol en la mañana?.

No sé si Dios existe, pero algunos días dan ganas de aplaudir. Aplaudir en general a algún lugar indeterminado.
Así, en general.

Atentamente: DRIVER

8:16 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

no se que es mas hermoso, si el malva de la jacaranda, la sabia manera de enseñarnoslo de Calero o esta respuesta dulce y fuerte de mas arriba.

reconciliais con la vida a los mas despegaos.

2:31 a. m.  

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