El traje del emperador.(Diario de un paranoico razonable.14)

Me viene a ver al hospital. Ya estoy mejor.
Se llama Misha Glenny. Es británico pero tiene ascendientes rusos. Por eso fue corresponsal de la BBC cuando el mundo de los países del Este empezó a desmoronarse. Entonces conoció que cuando desaparece el Estado de un día para otro, ese vacío inmediatamente lo llena un grupo de asesinos avaros que se organizan inmediatamente con una ley universal, vigente desde el primer día de la humanidad aunque no está escrita en ningún código : la ley del más fuerte. Si tú eres el que después de la balasera sigues vivo, tú eres el que manda. Así de fácil.
Desde aquella experiencia en los viejos países comunistas conoció eso que los ambientes políticamente correctos llaman “crimen organizado”. Es el hombre que más sabe sobre mafias y redes internacionales del crimen organizado. Lo conoce tanto que ha llegado al final del laberinto, a la última habitación, al lugar donde solo unos pocos llegan. Y lo ha visto. Los peores criminales toman café amigablemente con quienes nos mandan. Se entienden bien, se podría decir.
Ahora empieza a escribirlo y siente miedo. Ha leído mis post y ha venido para conocerme y tranquilizarme: “no estas loco amigo, pero ten cuidado”. Me dijo antes de despedirse.


“Los talibanes van ganar esta guerra, estoy seguro. La guerra contra las drogas es lo que yo llamo “el traje nuevo del emperador”. El emperador está desnudo, pero nadie se atreve a decirlo, es una lucha que empezó en los años veinte, o en su forma moderna en la época de Reagan. La lucha contra las drogas garantiza al crimen organizado unos recursos económicos gigantescos en todo el mundo. Hablé con grandes exportadores de marihuana en Canadá y todos están en contra la prohibición porque viven muy bien gracias a la prohibición. Los criminales están totalmente de acuerdo con los tipos que en Washington que quieren mantener las políticas actuales” (Misha Glenny, El País Semanal, 6.4.08 pág.41).