(Tanto dolor).Diario de un paranoico razonable (8).
Lo siento, pero no he podido escribir hasta ahora. No sé si podré terminar, pero lo intentaré. Seguro que a ti también te pasa. No puedes pensar, no puedes elaborar una reflexión más o menos fundada. Tu mente no responde a tu voluntad y aunque quieres hacerlo, algún mecanismo interno superior a tu propia determinación lo impide. A veces soy pesimista y me da por pensar que los días están contados, que dentro de muy poco tendrán todo perfectamente controlado. Noto en mi cerebro el efecto demoledor, el peso insoportable de lo Real, lo Cierto, lo Único. Esa imagen estrictamente falsa que cada día es diseñada, ya casi con desidia, por esos que no nombro ( sabrás que mediante ingeniosos artilugios informáticos ellos pueden detectar inmediatamente cada vez que en la Red aparecen determinadas palabras que no escribiré) .
Ahora mismo, mientras lees éstas palabras escondidas ( ten cuidado), cientos de miles de niños, están siendo meticulosamente preparados para que dentro de unos años se sienten a tu lado en el vagón del metro, con un sagrado cinturón en su cintura, dispuestos a pasar en un instante del la oscuridad de ese sucio túnel subterráneo a los vergeles frescos y luminosos de su Paraíso. Les hablaron de Buenos y Malos, les explicaron que su Vida no vale nada, que su mejor destino sería inmolarse para el triunfo del Bien. ¿ Te suena de algo?. Pero por si acaso alguno Piensa y Duda dónde esta el Mal, o que tu y yo, anónimos ciudadanos del primer mundo, somos sus enemigos, nuestros altos mandatarios les lanzan de vez en cuando bombas sobre sus míseros poblados de casas de barro. Entonces sus Maestros se entusiasman hasta casi llegar al paroxismo y con el cadáver de sus niños inocentes en los brazos proclaman a gritos las mismas oraciones que acompañan sus criminales enseñanzas.
Lo más curioso es que cuando esos niños, pasados unos años y después de leer sus oraciones delante de un video, se inmolen en un autobús de la línea 35, sus fotos servirán precisamente para los niños del otro lado, poniendo rostro a los Malos, vean la prueba viva e irrefutable de la Verdad de lo que les enseñan.
Tengo que marcharme ya.
Gracias por tu gesto.
Es repugnante escribir cosas así, pero estoy a punto de perder el asco.
Piensa y duda todo lo que puedas. Solo eso disolverá los hilos de este disparate.
Ahora siento tanto dolor. Tengo que dejarlo.
1 Comments:
POR LOS PELOS
Sólo soy un simple camionero.
La repugnancia natural que nos producen las fotos de los niños muertos, me impide comentar nada.
Sólo puedo hablar de lo que me pasó ayer en Beirut.
Estaba yo con mi Volvo de 16 toneladas de carga, repletito de naranjas para entregar a una O N se qué.
Me pararon en un control descontrolado.
Eran 12 niños armados con Kalasnikov, niños de 12 años de gatillo ágil.
Tenían una barrera hecha con neumáticos michelín 70/12 (es decir, de tractores).
A mí se me pusieron los güevos en el galillo, así que como no tenía más narices que pasar por el control, me puse a rezar la salve rociera, más que otra cosa para prepararme para morir, con un cierto sabor andaluz.
Yo pensé que palmaría allí sin más remedio, y que cuando mis tripas estuvieran esparcidas por la cabina de mi volvo, esos pequeños hijos de su madre, se harían 20.000 naranjadas con mi carga, y se las beberían a mi salud.
Decidí que si iba a morir, lo haría con dignidad, más que otra cosa por una simple cuestión estética.
Así que cuando cuando me tocó el turno, bajé el cristal, les entregué mi documentación, y proseguí con la salve rociera.
Para amenizar los momentos inmediatos a mi defunción definitiva, cogí un cd de Alejandro Sanz, y lo puse en la disquetera.
Aquellos niños me apuntaban con los Kalasnikov, y yo,con mis oraciones rezadas, me dispuse a recibir una ráfaga del 44, mientras escuchaba "Ella", cantada con gran sentimiento por el chico de Moratalaz.
Entoces ocurrió, uno de los niños, con un bigotillo incipiente, me ofreció un trueque: un cargador completo de su ametralladora, a cambio del cd de Alejandro Sanz.
El trueque se efectuó enmedio de un gran silencio.
Aquel hijo de su madre, con el cd en una mano y el arma en la otra, lo dijo claramente: "avanti alexandro".
Embragué, metí primera, y salí de allí con los pantalones mojados.
Por los pelos.
Atentamente : DRIVER.
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