martes, julio 17, 2007

DRIVER, LA LEYENDA.(1).

Una espesa niebla cubría Madrid y sus avenidas.
Silencio invernal.
Frío.
Cuando de repente…
De repente aulló una sirena.
Décimas de segundo.
Primero la luz.
Inmediatamente después el sonido.
Como el rayo y el trueno.
Después un estampido.
Una borrosa figura atravesó la Avenida de Arcentales.
Y cuando digo atravesó digo que la atravesó por toda la mitad, rápida y estruendosamente, como una navaja que raja a un fulano.
¿Quién cojones puede conducir así con la niebla que hay?
Ni idea.
Sería un juego de conductor.
La sirena se dirigió al Centro de Salud, perdiéndose en sus entrañas.

Así que eso es lo que soy. Un conductor.
Mi trabajo en la vida civil consiste en llevar gente accidentada de un sitio al otro.
Lucho contra el tráfico, las inclemencias del tiempo, el reglamento de la Comunidad Autónoma y la muerte.
Cada día me levanto con el deseo de ayudar a salvar vidas.
En algunos casos, con poco esfuerzo se consiguen grandes logros. Hay días en los que puedes destriparte, para al final transportar carnes sin vida. Ese es el juego. Y hay que saber jugarlo.
Trato de ser lo más profesional posible. Estudio recorridos. Estoy con un mapa mental permanente del tráfico en mi cabeza.
Desayuno adrenalina y me siento útil.
Hasta que un día …………se me ocurrió dejar de ser profesional, y claro, la cagué bien…………………………….
…………………..
¿Qué hacía aquel pescador de sesenta y cinco años en Madrid?
Parece ser que arreglaba unos papeles de su jubilación en el Ministerio.
¿Cuál fue el incidente?
Atropello por parte de un autobús urbano.
¿Por qué la cagué?
Fuí el primero en llegar. El viejo estaba bien jodido. El médico le inmovilizó todo menos el brazo derecho. Antes de meterlo en la ambulancia me cogió con su brazo y me dijo que no quería morir allí, que lo llevara a Denia.
No fuí profesional, me salté el reglamento de La Comunidad Autónoma y me pillé la nacional III.
………………….
Me encanta conducir.
………………….
Mientras el viejo me hablaba sobre su juventud y sus aventuras en Marruecos, yo me deslizaba a ciento setenta por el término municipal de Motilla del Palancar.
…………………..
Tal vez sea el viento, el bramido de la sirena, el desplazamiento progresivo del paisaje…………………………
Me había saltado un reglamento autonómico, cuatro disposiciones ministeriales sobre transporte de heridos, el reglamento interno de la empresa. Me caería un buen paquete.
……………………
Pero qué pasa, yo llevo al viejo a Denia.
……………………
La alfombra de asfalto rodaba bajo el liviano peso de mi saeta.
……………………
Kilómetros.
……………………
Kilómetros

Al llegar a Denia, me dirigí directamente al Hospital.
Descargaron al abuelo.
Me dijo : “ gracias hijo”.


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5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Puff, qué vértigo, qué gusto leer palabras bien pintadas, cómo tuvo que levanyarse algunas vecs el coche entero, las cuatro (¿eran cuatro?) ruedas...
Puff, qué mareo de cosas bien contadas, qué gustazo.

11:58 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Interesante relato.
Magnífica descripción.
Estupendo Calero!.

5:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pues aún queda lo mejor.
Parece imposible, pero un jodío conductor de ambulancias puede aglutinar los conceptos intemporales que todos guardamos en nuestra hélice de ADN.
¡Bienvenidos a un nuevo concepto¡
Dejad espacio en vuestra mente.
La Literatura de bareto, no ha hecho más que empezar.
Cuando Driver pase por vuestra vida, os prometo que un lunes cualquiera, al ver pasar una ambulancia o un camión a vuestro lado; ya sea en Sevilla o en Argentina, no os vais a quedar indiferentes.
Vais a ver pasar un chorro de libertad.
¡Adelante Calero, la máquina responde¡

ATENTAMENTE: DRIVER

5:31 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hoy he almorzado con mi amigo Juanma, mezcla de catalán y sevillano.
Harán unos veinte años que echándole muchos huevos se marchó completamente en pelotas a Barcelona, a buscarse la vida que en Sevilla no veía por ninguna parte.
Na mas llegar se colocó como camionero, y empezó a recorrer Europa.
Después de muchos años de currar como un tío, se vino pacá con algo de pelas, y hoy es propietario de unas decenas de vehículos y tiene en nónina a mas de venticinco personas, y, claro, ya no lleva sus camiones... ahora los posee, los rentabiliza, o quizá los camiones le poseen ahora a él, como el reloj de Cortázar...

Hoy me ha confesado que añora dolorosamente poger uno de esos monstruos, que no hay nada como conducir, que se le van losojito cuando yendo en coche adelanta un buen furgón, o un camionate preñado de toneladas, y que el día menos pensao se hace una ruta de unos cuantos días con cualquiera de sus vehículos que tengan que ir a la fábrica de Volkwagen en Emden, Alemania, o cogemos y llevamos algo que vaya cerca de Amberes y visitamos a mi hija...

como Driver dice, debe ser, seguro, un chorro de libertad...

8:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Ni lo dudes Toi.
Parece una perogrullada, pero es así de simple.
Entre el cielo y la tierra, entre la vida y la muerte, sólo hay una cosa que puede llenar todos los instantes de forma intensa.
Ese algo es la belleza y la libertad.
Y si tu mismo te las inventas mejor; así sólo dependes de tu imaginación.
Y lo bueno de la imaginación, es que tú metes en el paquete todo lo que te dé la gana.
De este negocio, lo mejor es acostarse con una sonrisa de oreja a oreja. Y si es mentira, al menos es tu mentira.
Ya se sabe, tendemos a amar las cosas que hemos construído solitos.
Aunque sea un simple viaje en camión.
ATENTAMENTE. DRIVER.

5:39 p. m.  

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