martes, junio 19, 2007

(Gafas de sol). Diario de un paranoico razonable. 10.

Puedo aceptar casi todo. Que tiendo a ver las cosas desde un punto de vista muy negativo. Que el hecho de que seamos humanos no nos atribuye necesariamente ninguna excelencia y que por ello no hay que sufrir demasiado. Que el funcionamiento de una sociedad compleja y multitudinaria requiere de unos mínimos mecanismos de alienación, un cierto atontamiento generalizado, unos medios elementales de control de las mentes, para asegurar la estabilidad deseable, la previsibilidad de la inmensa mayoría de las historias personales, las improvisaciones mínimas. Lo acepto, pero dime, sin te quitan los ojos, ¿qué te queda? ¿qué me das? ¿quién eres?. Entonces queda solo el envoltorio, la pura silueta vacía, sin contenido, el puro mecanismo que permite andar, comer, dormir, hacer ruidos con la boca y un día, dejar de funcionar, como un juguete que se quedó sin pilas. Dime, sinceramente, sin la mirada, ¿qué soy, qué queda de mi? Incluso las civilizaciones más represivas, incapaces de imaginar un pensamiento libre, un movimiento sincero del alma hacía donde ella quiera llevarte. Incluso las culturas que hacen de la vida una antesala de la muerte. Incluso esos pueblos no se atrevieron a quitarnos eso: los ojos, tu mirada. Ese lugar por donde puedes ver a la persona. El único reflejo vivo del alma, de eso único que a cada uno nos corresponde ser.
Eso es lo que nos quita esa moda en alza del burka inverso de las gafas de sol. A quién miro, a dónde deposito mi mirada. ¿Hay alguien, hay algo ahí detrás? Me cuesta relacionarme con quien me esconde sus ojos. Qué esperas recibir de mí si ni siquiera me confías tu mirada. Si no me das tus ojos, quédate con lo demás, no me interesa.
Puedo aceptar casi todo, pero déjame que vea tus ojos.
Se que estoy enfermo, pero veo cada vez más muñecos sin ojos por la calle. Muñecos. Ni siquiera con la mirada escondida. Me temo que sin mirada.
Ese burka inverso de las gafas de sol.

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4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

ese burka inverso de las gafas de sol....
eres genial

2:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

UNA DE POKER.

En aquella timba se jugaban hasta las pestañas. Poker descubierto. Apuesta mínima 50 mortadelos.

Los jugadores eran semiprofesionales. Eso significa que cuando se arruinaban semiarruinaban a toda su familia.

Todos utilizaban gafas de sol sobre sus ojos y sobre su corazón. Sobre sus ojos para disimular los envites de la adrenalina, y sobre su corazón para no pensar que se estaban jugando el pan de sus hijos.

Aquel martes de junio, un camionero de Corral de Almaguer, que tenía amigos en San Pedro del Pinatar, y que realmente no vivía en ninguna parte, se metió en la timba.

A cara descubierta.

El moreno de sus rasgos reflejaba los kilómetros de autovía que acumulaba en el tacómetro.
Aquel rasgo duro y a la vez tierno del currante de toda la vida.

Media hora, echo media hora y me piro.

Todo dependía de la última jugada, un palo y me largo con la pasta.

Dame dos, paso, dame tres. Subo a 150 mortedelos. Paso. Tus 150 y 150 más.

Acojona la taquicardia. Los jugadores, atrincherados tras sus gafas oscuras, disimulaban el miedo y la ansiedad.

De pronto, nuestro camionero atisbó su ventaja. Lo simple se imponía. Leyó con agilidad el paisaje humano. Se dió cuenta que en aquel mundo de la timba, y en el cotidiano también, se disimulaba tanto y se mentía tan a menudo, que una cara limpia era toda una provocación.

Optó por la opción B: provocación.

Puso su cara de los domingos, sonrió acordándose de un chiste que se acababa de contar a sí mismo, y lo dijo:" Tus 150 y 150 más".

Nadie de la timba estaba preparado para enfrentarse a una simple cara dominical.

Paso, paso, paso, paso.

Los 500 mortadelos para el camionero que con una pareja de doses, les había desconcertado.

"¿Nunca usas gafas?-le preguntaron-

"El sol siempre me ha sentado bien"

En ese mismo instante, en una playa del Levante español, un guiri paseaba con gafas de sol por la playa, y un poco más lejos, caminaba un chaval de Barbate.

Uno no se enteraba de nada, y el otro lo estaba sintiendo todo.

Atentamente. DRIVER

6:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se me ocurre ahora pensar en los ciegos que normalmente van con gafas de sol para no mostrar su mirada, se me ocurre pensar en gente que tiene problemas con la luz, fotosensibilidad; no sé, si hablamos de alguien conversando con alguien acepto no ocultar la mirada, pero por ahí, por la calle y más en estos climas, créeme es mejor usarlas. Bueno, ya sé que hablas de otras cosas, pero no pude dejar de disentir por un minuto.

Driver, ya que mencionas un lugar específico...¿recuerdas la casa del reloj? pues creo que hace mucho su dueño la ganó en una partida de póker, ahora no sé, pero hace un tiempo se jugaban hasta "la parienta" en esas partidas. Qué cosas!

Saludos.

1:25 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

POKER
¡A mí me lo vas a decir¡

Aquella era mi casa y aquella era mi parienta. Perdí las dos por un full de ases y damas.

Tuve que emigrar, y por eso conduzco ahora mi 16 toneladas por toda Europa.

Dios me lo dió, Dios me lo quitó.

Afortunadamente, nadie te puede robar tu libertad en una timba.

Un saludo de tu "medio paisano".

Atentamente: DRIVER

2:15 p. m.  

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