Adiós.
Adiós.
Aprender a tratar con confianza y naturalidad a esa terrible, palabra forma parte de los rudimentos esenciales de la Vida. El tiempo nos cambia minuto a minuto, a veces crecemos, otras veces, simplemente cambiamos, pero no es inteligente resistirse a esa realidad irrebatible. Un poso de nostalgia, unas gotas de inseguridad, quizás también algo de expectación por ver que hay detrás de un nuevo horizonte.
El primer post fue colgado en enero del 2006. Han sido dos años y pico. Más de doscientas entradas. He disfrutado escribiendo en el aire de un espacio imposible de imaginar. Reflexiones, crónicas, entrevistas imaginadas, recuerdos y un esbozo de novela por entregas. He colgado, en no sé dónde, canciones y fotografías de momentos intensos entre amigos.
No sé bien con quién he compartido todo eso: que no conociera tu rostro era parte del juego, querido lector.
Ahora transito un tiempo nuevo, de afanes y propósitos. Se va el día y sigo enredado en el taller, revisando los encargos.
Pasan las semanas y compruebo que el tiempo del blog ha llegado a su fin.
Por eso, con esta frase, acaba la historia de esta Tierra de Nadie.