sábado, noviembre 24, 2007

Moteros.

La bella curva del depósito, la franqueza de su faro redondo, la robusta fiabilidad de sus cilindros, el brillo coqueto de los niquelados, el olor antiguo y varonil a grasa del motor y a caucho caliente de sus ruedas. Y sobre todo la certeza de que estará siempre ahí, en silencio y sin pedir nada. Esperándole.
Sus hijas, un día atravesaron la puerta y accedieron a su mundo. Ese lugar al que él no podría jamás acceder. Alguna vez regresan, pero durante el tiempo que le acompañan en una pizzería o en una terraza, tiene la sensación de que fingen. Su mente está ya en otro sitio y solo el recuerdo de esa cálida sensación que llaman cariño, que cuando niñas inundaba todo lo que rodeaba a su padre, les hace volver de vez en cuando para pasar algún rato con él. Pero aquella dulce melodía hace tiempo que no se escucha y, siendo sinceros, en aquellas contadas ocasiones, tanto ellas como él saben que están cumpliendo un trámite.
Ella, que le acarició el pelo en el cesped del campus universitario y le dio noches de pasión, una casa donde sentirse en casa y dos hijas, comenzó hace años a hacer reproches sin descanso y probablemente irrebatibles. No recuerda cuantos años aguantó aquella letanía interminable y demoledora. El caso es que un día decidió que ya había sido suficiente.
Fue un sábado frío de noviembre y cerró sin odio la puerta de la casa en donde durante años se había sentido en su casa.
Entonces, cumpliendo un sueño oculto pero presente, sin necesidad apenas de pensarlo, se dirigió al lugar donde aquella moto le estuvo esperando, durante unos cuantos meses.
Ahora es a ella a quien dedica las miradas y las sonrisas que un día fueron para esa mujer, que seguirá a estas horas haciendo reproches y esas dos hijas que viven en ese lugar al que no puede acceder.
Con toda la carretera por delante, sintiendo en el puño la fuerza del motor y en la cara el frió de la mañana, ha encontrado de nuevo el sitio del mundo en donde quiere estar.
De vez en cuando, en algún hostal del camino o en esas concentraciones multitudinarias a las que no siempre acude, apoyado en su moto y fumando un cigarrillo, cruza su mirada con algún tipo y encuentra la certeza de una hermandad profunda y oculta.

martes, noviembre 20, 2007

Carta desde Reykyavik.

Estimado Sr. Jmcaleroma.

Desde hace tres meses y siete días, vengo leyendo su blog ayudado de Minoko que domina el español mucho mejor que yo. He buscado un lugar donde poder expresar al mundo mi última y definitiva certeza: el mundo esta gobernado por un grupo de asesinos empeñados en destrozar sin piedad hasta el último resquicio de humanidad. Podría explicarle las claves de esta deducción inatacable, pero, como me pasaba cuando jugaba al ajedrez, sería una explicación tan larga que, finalmente no sería comprensible. La diferencia entre aquellas explicaciones y las que ahora tendría que dar es que, las de entonces podían acreditar su certeza al final de cada partida. Ahora, si son ciertas, no quedara una mente sana para poder comprobarlo.
Supe del complot cuando en Yugoslavia fui acusado de traición, simplemente por jugar una partida de ajedrez a la que había sido invitado por antiguos y entrañables amigos .No me podía negar. Desde aquel momento hice una raya en el suelo y quise separarme de todos aquellos que consideraron aquella decisión de perseguirme penalmente por ese simple hecho, como algo lógico o razonable. Admito que hay gente que piense así, pero decidí nunca más estar entre ellos. Ellos están al otro lado.
Desde entonces, muchas veces he trazado esa raya y cada día que pasa me siento más feliz de haber encontrado la forma de situarme claramente en el mundo. Es un sistema sencillo, como el ajedrez, pero a mí me permite tranquilidad, calma y alguna certeza.
Desde aquel día que quedaron los EEUU al otro lado de la raya, han pasado muchas cosas. Recuerdo que poco después quedó Japón, donde me encarcelaron. Así que el tablero se hacía pequeño, aunque siempre supe que si me mantenía tranquilo, conservaría en mi poder la Reina. Así llamo a mi mente. Una máquina perfecta de la que he disfrutado desde los cinco años. Después la raya llegó a formar una isla, Islandia, en donde me acogieron con fervor. Pero sabía que pronto llegarían allí también los esbirros de la indecencia y la mediocridad, los hijos de puta que matan de hambre cada día a no sé cuantos millones de niños. Así que en este lado de la raya quedamos muy pocos.
Me han internado y creo que solo dejan pasar a mi dulce Minoko. Ahora se acaba de marchar y he notado en sus ojos el esquivo destello de una despedida. Me he negado a tomar ninguna medicina, pero he notado que de las rejillas del aire acondicionado sale un imperceptible polvo amarillo. Me siento intoxicado y la Reina pasa por aprietos.
Solo quería saludarle y decirle que después de leerle con interés, le siento en mi parte de la raya. Salude de mi parte al paranoico razonable y si tiene tiempo, explíqueme algún día qué es eso de la música, que veo que tanto le hace disfrutar. No sé si podré salvar la Reina. Por eso quería saludarle, sin dejar pasar un día más.
Un saludo muy cordial par todos sus lectores.
Bobby Fischer.



El mundo de Bobby Fischer se reduce desde hace algunas semanas a las cuatro paredes de una habitación de hospital, a las visitas de su compañera sentimental, Minoko Watai, y a una sinfín de pruebas para evaluar su estado físico y mental

jueves, noviembre 15, 2007

No es el frío.

Ahora empiezan los momentos peores. No es el frío lo que me hace temer el silencio de este puente. Son los recuerdos. Todo empezó a estropearse cuando murió ella. Luego los niños se fueron y a veces pienso que nunca los tuve. Tengo un hijo que conduce un autobús en una ciudad al norte de Polonia. Conoció a su mujer en la playa y se fue. Me asombra que a pesar de no tener ni una imagen de un gesto de cariño entre ambos, me duela tanto su ausencia. Va para siete años que no sé nada de él. Tengo una hija que es jefa de ventas en una empresa que vende piezas de ordenadores, por lo que me dijeron. A ella no la veo desde hace más tiempo todavía. Ni me acuerdo.
Se murió ella y todo empezó a ir mal. El banco se quedó con el piso donde vivimos más de veinte años. Lo heredé de mi padre y desde que salí de allí, supe que ya nada tenía arreglo.
Si viene el gato esta noche, me va a mirar un rato y al final me odiará. No tengo nada para él. Cuando se da la vuelta sin el regalo que espera de mí y se va, es cuando me siento verdaderamente solo. Era la mejor zapatería de la zona y no muy cara. La gente me tenía cariño, creo. Luego cada uno tiene sus problemas. No me quejo. Pero ahora con el silencio vienen los momentos más largos. Ya pasó el día. No me quejo.

martes, noviembre 13, 2007

Treinta años y el sábado pasado.

Treinta años no son nada. Guitarra, canción (emoción), amigos y escenario. Ingredientes para hacer del tiempo una circunstancia completamente secundaria. Todo es igual. Al fin y al cabo, una melodía que rozó la fibra sensible de tu corazón, la propuesta ilusionada a un par de amigos en el humo prohibido de la habitación del internado y un sueño que aparece en el horizonte. Luego los ensayos, el calendario, los acordes, las risas y los cabreos de corazones encendidos, poseídos , iluminados, desequilibrados por unos días. Llega el día y es especial: los horarios y la espera. Al fin el escenario que te atrae y te sobrecoge. En la penumbra deslumbrada, el público es un rumor expectante y amenazador. La voz suena al fin como una explosión y te invade como una droga. Jesús me acompañaba a la guitarra, era entusiasta de los acordes y de los coros escondidos en las canciones de los Beatles. “Ticher” era la cultura intelectual y musical del más allá. Nos presentó a Dylan , a Bowie, a Cats Steven. Y finalmente Miguel Ángel que guardaba en su cabeza los tiempos que los demás nunca mediamos. Venian después los detallesy las anécdotas. La resaca que siempre te deja un poso de duda, de insatisfacción , de inseguridad. Y cuando cura la herida, otra vez miras el calendario y deseas la próxima vez.

Y en esas llegó el sábado pasado. Ahora con José Manuel, Álvaro, Enrique y Fran. Pero la misma receta para ese sabor tan cercano a la felicidad: guitarra, canción ( emoción), amigos y escenario.
Treinta años no son nada.
Lo único que importa es que la próxima vez sonemos mejor.

domingo, noviembre 11, 2007

Deflagración (Canciones de Hilario Camacho).



Soy un colega del barrio de Hilario Camacho.
Mi trabajo en la vida civil consiste en provocar explosiones.
Me explico: trabajo en una empresa de dinamiteros, gracias a la Goma2, los detonadores y las cajas electrónicas de activación me lo cargo todo. Y cuando digo todo, digo todo. Granito, roca metamórfica, riscos, peñas y macizos inaccesibles.
Desde que murió mi colega Hilario, me llueven los trabajos extras. No contento con reventar las entrañas de la tierra, tengo que desplazarme por toda España, persiguiendo obstinadamente todos y cada uno de los conciertos en donde se cantan sus canciones.
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Anoche estuve en Sevilla. En mi hoja de encargo se especificaba el lugar: café Mítico; en número de personas, aproximadamente cien y los ejecutores del hecho musical, exactamente siete , a saber José Manuel, Fran, José María , Álvaro, Enrique, Iliana y Toi.

Durante la actuación me deslicé reptando entre las mesas y los taburetes del local, colocando las mechas y los detonadores en el corazón de mis víctimas. Despacio, uno a uno. Empecé a las ocho de la noche y sobre las diez menos cuarto ya lo tenía todo listo.
Me fui al fondo del local, conecté los cables a mi caja electrónica y cuando José María estaba cantando la última canción, en ese momento del sábado donde las almas pimpinean entre dos aguas, lo hice.

Apreté el botón rojo y les reventé el corazón a todos. A todos.

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Me voy.
Lo tengo todo por delante.
Todo el alquitrán del mundo.

(Driver& Jmcaleroma)




Jueces ( del Maestro Manuel Vicent).

Querido lector, este blog ha considerado oportuno transcribir este artículo publicado en un diario español, cuando corría el día once del mes de noviembre del año 2007.

"Los magistrados que componen el Tribunal Constitucional y el Consejo General del Poder Judicial eligieron hacerse jueces por motivos muy dispares, porque les parecía más fácil que ser abogados del Estado, porque apremiados por la novia necesitaban colocarse y era la primera oposición que se convocaba, porque el padre y el abuelo también pertenecieron a la carrera, todo menos por sentirse guiados por un designio innato de impartir justicia para enderezar la deriva perversa de la sociedad. El joven opositor se enclaustró en casa durante unos años para aprenderse de memoria el temario, que repetía en voz alta por el pasillo, en babuchas, suelta la pretina del pantalón y oliendo a tabaco. Los sábados por la tarde salía de la madriguera, quedaba en una cafetería con la novia y ella le tomaba los temas delante del rescoldo de un café con leche lleno de colillas, hasta que un día este ser extraído generalmente de la clase más conservadora, sin saber nada de la vida, recibió del Estado el enorme poder de juzgar a sus semejantes, de mandarlos a la cárcel o a la horca cuando la había. Si se sumaran los años de condena que un juez impone a los reos a lo largo de su carrera, sin duda se llegaría al hombre del Cromagnon.
· Por otra parte, el Poder Judicial constituye la tercera pata del Estado. Esa pata hoy está siendo quebrada, debido a su carácter o antojo político, por aquellos opositores, que repetían los temas como un papagayo y que estudiaron derecho como pudieron ser veterinarios. Nadie sabe por dónde puede salir un juez. La justicia se comporta muchas veces como una tormenta y cada sentencia es un rayo que cae en un lugar u otro según vaya la tempestad, por eso quien sea aún partidario de la pena de muerte o de la cadena perpetua debería saber que nunca estará libre de ella. Durante su larga agonía, un viejo magistrado en el delirio del coma veía el rostro de los que había condenado a muerte y llamándolos por sus nombres les pedía que le dejaran morir en paz. A este magistrado un día le pregunté si existen todavía jueces progresistas. Me contestó: "Ya no los hay. Están todos colocados. La justicia es una forma de poder y cualquier cargo unido al poder se esclerotiza y al final se convierte en iglesia". (Manuel Vicent)

sábado, noviembre 10, 2007

El sitio de mi recreo.


Dónde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos.
Donde se creó la primera luz
junto a la semilla del cielo azul,
volveré a ese lugar donde nací.
De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.
Viento que en su murmullo parece hablar,
mueve el mundo y con gracia lo ves bailar
y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal,
es un temperamento natural,
poco o nada cuesta ser uno más.
De sol, espiga y deseo son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos
el sitio de mi recreo.
Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
allí donde me recreo...

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sábado, noviembre 03, 2007

NUEVO CONCIERTO: "46 ¡más madera!".





SERÁ EN EL MÍTICO CAFÉ ;
SÁBADO DÍA 10 DE NOVIEMBRE 2007 ;
A PARTIR DE LAS 20'00 h.


Vuelve el escenario-----------José Manuel al piano--------------- Esta mañana hemos disfrutado escuchando la banda sonar de nuevo. Desde marzo pasado no lo hacíamos y fue un reencuentro gozoso. ))))))))))))cuerpo de ola))))))))))luna)))Esta vez la idea gira alrededor del nímero que marca mi recorrido (46) y de la sensación de navegar a toda máquina que la Vida tiene a bien regalarme a estas alturas. Siempre es un reto encontrar)))banana republic)))))))lucy in the sky diamonds)))))))mejor te digo adios)))))))your song)))))))no sé qué pasa esta noche))))))))Taxi)))))Madrid amanece)))))))chica de ayer))) un nombre que consiga reunir todos los duendes que son necesarios para expresar exactamente lo que quieres.
`````````````Fran lead guitar´´´´´´´´´´´pero tampoco hay que complicarse demasiado y después de dar un par de golpes con el boli en la mesa, salió la frase mágica: ¡más madera!, éso es ¡más madera!´"""""""Enrique en el bajo""""""""eso es exactamente lo que quería decir: queda bautizado este concierto: ¡más madera!"""" luego empiezas a pensar en las canciones y, claro, aparece Hilario que un día nos convocó, hace ahora un año, para quitarnos la pena a golpe de canción, hasta quedar afónicos //////Alvaro en la bateria//////////////////////así que, cómo no, aparecerán esas melodías y esas letras que hicieron que ese duende se instalara para siempre en un rincón de nuestra habitación. Ya sabes, aparece y seguirá///////////// @@@apareciendo cuando le de la gana y sin avisar. Además, esta vez tocaremos otras canciones divertidas, rítmicas, que sueñan con conseguir que de una vez por todas que se callen los de la barra y, si no quieren escuchar, por lo menos bailen un rato@@@@@Jose María Guitarra y voz@@@@@@@. Y finalmente los amigos que se subirán a cantar, a recitar, a reir, a llorar, o a hacer cualquier verbo de cualquiera de las tres conjugaciones que se les ocurra, serán el ingredienteY CANTANTES INVITADOS +ILIANA, JUAN JOSE, TOI Y ALGUNA SORPRESA FINAL, que completará este nuevo producto de la factoría de mis sueños que en este momento te presento, querido lector. Si te apetece pasar un rato divertido, invitar a una copa a esa chica de ayer, escuchando canciones que consiguen que te pueda amar...si quieres sentir la magia de la música en directo, quedas invitado.



Gracias Juan Carlos.


Soy español simplemente porque nací por aquí, no me malinterpretes querido lector, un hecho completamente accidental, del que ni me siento orgulloso, ni todo lo contario. Y miro, simplemente miro lo que pasa.
Detrás del ruido de los mercachifles que se pasan el día delante de unos micrófonos, con voces ampulosas y gestos estudiados, hay una realidad que si estás atento, te deja entender lo que está pasando. Aquí, en España, cuando comienza en mes de noviembre del año 2007. Solo tienes escuchar lo que se oye detrás del ruido de palabraría de tanto simplón con corbata. Esos a los que apluden y vitorean con banderas y pancartas, en cada mitin. Supongo que los gritan tienen un cuñado concejal o director general, sino no me explico el entusiasmo. Son muy pocos, unos cuantos. Lo demás estamos callados, aburridos, pero atentos a lo que pasa, a lo que se cuece cada día en este sitio y en este tiempo que nos ha tocado vivir.
Hubo muchos muertos, vidas truncadas y otras que aquel día cambiaron para siempre, con el recuerdo del hijo, del amigo que murió con la irresistible ignomia con la que mueren los inocentes. Cientos, miles, millones de inocentes que, en cada recodo de la historia, han sido sacrificados paradar gloria esos dioses universales y eternos de la patria, la nación o la libertad. Luego vinieron los indecentes, los que nos mandan y encima de los cuerpos descuartizados se pusieron a discutir si eran galgos o eran podencos. Luego, ese alboroto de gritos de verduleras se tornó solemne ceremonia, con togas negras y grandes titulares. Y pasados los meses, cuando el olor a polvora y a sangre seca empezó a disiparse, apareció una sentencia, tras la que otra vez los mismos impresentables, lanzaron sus palabras como salibazos, buscando un voto más, entre los cadáveres.

Todo eso pasó, y lo cuento para que todos los sepan.

Pero cuando todos se preguntan quién fué, él, sin palabras, levantó su dedo acusador y lo dirigió sin miedo y sin odio al lugar preciso. Les dijo:”Habéis matado a cientos de inocentes que iban a trabajar dormitando en el asiento de un tren de cercanías, pero Ceuta y Melilla son parte de este territorio en que yo reino, y lo van a seguir siendo. Y mientras representéis el odio, la incultura, el fanatismo, lo peor de la naturaleza humana, estaré aquí para decirle a quien sepa ver y oir lo que pasa, que en España hay un Rey, que un día puso la razón por encima de los fusiles, y que quiso reinar sobre ciudadanos y no sobre súbditos". Ese tipo que nos reina, sin levantar la voz, supo desde el primer instante después de la masacre, donde estaban los salvajes que habían planeado la matanza y, el día después de la sentencia, se adelantó a tanto mediocre y al frente de un pueblo antiguo y sabio, le dijo a la cara a los asesinos, que no asustan a nadie y que no podrán imponer ni en un milímetro de nuestro territorio, ni su macabra religión, ni su corrupto sistema político.

Como hace unos cuantos años, en la sala de televisión del colegio mayor, hoy de nuevo te digo gracias Juan Carlos, gracias Rey.

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