jueves, febrero 28, 2008

Machismo Asesino versus Elogio de La Despedida.


La apelación al “machismo criminal” como explicación del incesante incremento del número de mujeres muertas a manos de sus parejas, aún admitiendo que ofrece una sonoridad retórica indudable, supone un planteamiento simplista del fenómeno que, lejos de salirse de la espiral diabólica que toda expresión de violencia provoca, la refuerza desde el polo opuesto y, por ello la incrementa. El planteamiento de la actual y profunda crisis de la pareja, como una guerra abierta en la que las leyes del estado deben reforzar la posición de la parte femenina, lejos de ofrecer soluciones, incrementa la tensión, aviva las llamas de este incendio. Por otra parte, conforme a principios irrenunciables, la máxima amenaza que puede utilizar el Estado, es la pena de prisión y esta resulta en la mayoría de los casos insuficiente e ineficaz para detener el acceso de furia o rencor que impulsa la mente y la voluntad del asesino. De hecho, habitualmente el autor asume su propia condena pues ni siquiera se esconde. Otras veces incluso se auto-sanciona con matemática simetría cuando, después de matar, se suicida.
La legislación puesta en marcha (Ley Orgánica 1/20004 de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género), parte de la explicación del fenómeno como una lucha de poder entre hombres y mujeres. Así su Exposición de Motivos comienza afirmando “La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.”
Este instrumento legal, que pretendía ofrecer soluciones al fenómeno de la violencia sufrida por las mujeres, lejos de alcanzar sus propósitos, ha provocado un efecto contrario como el incremento de la cifra de mujeres asesinadas a manos de sus parejas acredita. Siguiendo el planteamiento de la ley podría argumentarse, de contrario que la única causa de ese incremento es el aumento del instinto criminal en los hombres a quienes resulta insoportable el aumento de derechos, el fortalecimiento de la posición de poder tras la liberación de su ancestral yugo por parte de las mujeres. Y así la espiral continuará su vertiginoso giro.

Vengo aquí, en esta Tierra de Nadie a proponer un nuevo planteamiento del fenómeno de amor y muerte que cada semana nos sobrecoge. Sugiero partir de la idea de que desde el principio de los tiempos, la relación entre un Hombre y una Mujer, ha contenido una energía telúrica y descomunal, capaz de provocar el movimiento del cosmos. En ese ciruito de altísima tensión un día salta la chispa. En ese momento decisivo, proclamo la conveniencia de abrir caminos al entendimiento, motivos para la calma, técnicas para el aprendizaje del perdón y el olvido. Lejos de aceptar la explicación del fenómeno como una guerra de poder inevitable e histórica, consecuencia necesaria de la progresiva liberación de la Mujer, aparece la posibilidad de contemplar esa tensión electrica y venenosa como conflicto eterno que puede enfrentarse desde la imaginación, la razón y el entendimiento. Y así, poner la inmensa maquinaria del Estado en la dirección contraria: procurando el fomento del aprendizaje y la proclamación de la despedida pacífica, como hecho posible y única salida inteligente.
La Despedida como desmentido concreto y necesario a la ancestral creencia en la indisolubilidad del vínculo que el planteamiento de la guerra paradogicamente perpetúa, al tensar el conflicto haciendo posible y trágicamente frecuente el negro pronóstico con el que tantas parejas iniciaron su camino: hasta que la muerte os separe.

sábado, febrero 23, 2008

Mítines (Diario de un paranoico razonable.13)

Son actores. Comprendo que se pueda decir que alguien tiene que mandar, alguien tiene que salir en las procesiones, entregar los premios, estirar la barbilla pleno de gozo al mirar al populacho desde su coche oficial, recibir a otro simple semejante en el aeropuerto y pasar revista a las tropas. Comprendo que pueda defenderse con fundamento que los líderes carismáticos terminan llenando las calles de sangre. Y por eso, acepto la idea de que cuando más encefalograma plano tengan los que nos gobiernan mejor, menos peligro. Pero, precisamente por todo eso, no puedo entender qué hace ese gentío gritando y agitando las banderas en los mítines. Dice un compañero en las terapias del psiquiatra que, esos de los aplausos encendidos y los gritos al unísono, son familiares y gentes que dependen económicamente del partido en cuestión. Pero no me parece que esa explicación pueda explicar el número: son demasiados. Ni tampoco el entusiasmo: cómo pueden emocionarse de ese modo con frases tan simples, con oradores tan panolis, con mensajes tan ridículamente infantiles. Deben ser actores, querido lector. Fíjese bien porque algunos repiten. Hay una imagen que buscan los líderes para acercarse a la juventud y que consiste en situar detrás, como fondo, a muchachos veinteañeros, sentados en una grada y muy atentos a lo que cuenta el candidato. Fíjese bien porque hay un chaval muy peinado, con aspecto de deportista y con una camisa a rayas que esta en la foto de distintos partidos políticos. Le pagan, va, hace su trabajo. Se sienta sonríe y aplaude. Una chica rubia con gafas también repite. Son actores.
Es una explicación que me produce cierto consuelo.
¿Se imaginan que los asistentes a los mítines fueran personas normales? ¿Se podrían llamar normales a quienes se comportan de esa manera?
Pero son muchos para ser actores.
Otra vez esta aquí la ansiedad. Ese maldito desasosiego que me hace pensar en una epidemia, apenas imperceptible que se extiende entre nosotros. Una pandemia que extiende la imbecilidad por campos y ciudades de todo el mundo. No. No quiero volver a las pastillas.
Me empiezo a sentir mal.
Perdón, querido lector. Luego sigo.
Tienen que ser actores.

domingo, febrero 17, 2008

Ingredientes.


En el principio, la ingenua y dulce ilusión de una pareja. Todo el cariño como alimento.
Las tardes al sol corriendo detrás de una pelota y la tortilla para cenar en una habitación caliente y segura.
La mirada amable de unos cuantos amigos.
Un pupitre, una goma de borrar, y el reto de pasar unos cientos de exámenes.
Dinero por hacer que el sistema funcione. Dinero por ayudar a quienes el sistema amenaza.
El dinero.
La guitarra y un acorde nuevo para esa canción.
Los sueños que hiceron feliz a mi abuelo en aquel sillón.
Una mujer, un compromiso para los días de lluvia y de sol.
Tres nuevos invitados a este caos a quienes les debo ayuda y una explicación.
La moto.
Los sueños pérdidos el día que entendí que el tiempo es limitado.
Las Palabras que consuelan y perviven como los árboles.
Y un poco de aceite de oliva.

domingo, febrero 10, 2008

Que no, que no.


Instalados en lo políticamente correcto, cuidadosamente elaborado por la mayor maquinaria editorial-propagandista de nuestra reciente historia. Coros y Danzas al servicio de una de las cinco primeras fortunas de El Pais. Encantados de haberse conocido, felices en su función bien retribuída y mejor difundida de hacer la competencia a la Conferencia Episcopal en la tarea de repartir doctrina sobre lo Bueno y lo Malo, salpicando rancia moralina y con la poca gracia del trapecista con red, se olvidaron de aquella vieja y siempre vigente canción, estos simpáticos defensores de la SGAE y sus repletos bolsillos.


"DE PASO".
Luis Eduardo Aute.



Decir espera es un crimen,
decir mañana es igual que matar,
ayer de nada nos sirve,
las cicatrices no ayudan a andar.

Sólo morir permanece
como la más inmutable razón,
vivir es un accidente,
un ejercicio de gozo y dolor.



Que no, que no,
que el pensamiento no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...


Quien pone reglas al juego
se engaña si dice que es jugador,
lo que le mueve es el miedo
de que se sepa que nunca jugó.

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.


Que no, que no,
que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...



Hay demasiados profetas,
profesionales de la libertad,
que hacen del aire, bandera,
pretexto inútil para respirar
en una noche infinita
que va meciendo a este gran ataúd
donde olvidamos que el día
sólo es un punto,
un punto de luz.




Que no, que no,
que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso...




- Espero no ver nunca en esos videos progubernamentales (en los tampoco estuvo nunca Hilario) a Escohotado,Llach, Aute, Krahe, Antonio Vega, Pérez Reverte, y...¿queda alguno más?).
VOTA A UNIÓN PROGRESO Y DEMOCRACIA.
VOTA UPD

Río coches, todo mueve.

Hola amigo, pides palabra mía de historia pasada, de camino largo para estar aquí.
Te doy que tengo, te doy para entender.

Gracias amigo, tu das tu ojos y palabra, amigo gracias.

Ojos mio ven si era pequeño tierra grande, cielo azul, todo bien, todo bien, en lugar suyo largo tiempo, mucho días. No todo mueve, no todo hoy aquí, mañana no aquí, como tú niño, ojos niño.

Allí ya no comer, animal no bebe, niño muerto, hombre mayor triste no palabra, ojos no mira, madre no come, muere, hombre malo guerra, muerte, malo. Yo ir, ese ir, ese ir, no quiere muerte, quiere ir, lejos, fuera, ir otro lugar, otra tierra vivir, comer, entiende. Largo, mas largo, mucho día, camino, sol caliente, siempre, hombre sin palabra, todo junto, sin palabra, solo ojos mira delante.

Amigo mío sufre, mal, no palabra, no ojos, no vivir, digo adios, amigo adios. Mucha malo no hablar, mal mi. Amigo descansar siempre debajo mar, grande. Mar grande. Bueno, amigo bueno.

Ahora aquí, tu no mira yo si miro. Veo río de coche, tu no ves, siempre ver. Ojos miran moviendo, siempre moviendo, coche, hombre dentro, río de coche y luz roja, no mover, parar, un poco, parar. Veo tierra grande, cielo azul no mover, debajo coches, gente mover, siempre mover, hoy aquí, mañana no aquí.Eso veo mis ojos, hermano mio ver. Cuando rio coches no mover, dentro hombre, ojos dan a mi, no mover, no mover, doy ojos, mi feliz ,ellos no mover, dame ojos dinero y comer. Hermano grande da pañuelo bolsa pequeña, mañana hermano grande cuida, da comida, noche, hermano grande dice cuando río coches dentro hombre feliz. Hermano grande noche y cuida. Hermano grande nadie sabe, tu no hablar, amigo. Mejor no hablar hermano grande, no gusta. No hablar, amigo.

Noche ya no todo mover, cierro ojos, tierra grande, cielo azul, amigo. Madre adios.
No tanto mueve todo, hoy aquí, mañana no aquí. Noche cierro ojos y veo tierra grande, cielo azul.
Amigo tu comprender, tu das ojos, gracias, aquí mi palabra.
Gracias, amigo.
¿Quiere pañuelo?

sábado, febrero 09, 2008

"Los sonidos de América". ( por Driver).




América es un continente muy femenino. Tiene dos as, como casa, como mamá. La primera a es alta y picuda, como el Aconcagua. La segunda a es plana y redonda, como las curvas del Orinoco.
Es el continente de las grandes distancias, los amores apasionados , las estruendosas cataratas. Los paralelos y los meridianos atraviesan sus territorios, marcando los límites del infinito.
Es éste un lugar del mundo mundial, donde si eres una mujer, estudias ingeniería metalúrgica y te gustan los coros, un día descubres que todo está por descubrir.
Se trata, simplemente de estar atento a lo que te rodea.
………
Érase que se era, un sábado del mes de diciembre. Un grupúsculo de cantantes se juntan para hacer lo que más les gusta. Romper la barrera del sonido.
El sonido se transmite a trescientos metros por segundo. Pero la música no. Esa dama corre a la velocidad de la luz. Y no corre más porque entonces se sale.
El caso es la ingeniera metalúrgica estaba con los demás miembros del coro cantando a pleno pulmón. Los ojos a puntito de salirse de sus órbitas. El rostro convulso, perseguía corcheas. Los pulmones trabajando a plena potencia. Las cuerdas vocales vibrando, tan rápido como los corazones.
Junto al salón de actos donde ensayaba el coro, había un campito, donde unos niños jugaban con un metal muy maleable, el plomo. Tras calentarlo, lo vierten en estado líquido en unos moldes de escayola. Cuando se enfría el metal, rompen la escayola y tienen una figurita. Una muñeca. Un soldadito. Un sol.
A eso de las seis de la tarde, cuando los últimos rayos de sol rasgaban el algodón hacia el poniente, se desencadenaron unas circunstancias atmosféricas que convulsionaron el metal.
La temperatura del páramo descendió bruscamente ocho grados. La luz del ocaso viró de un amarillo chillón a un rojo intenso. Y TAMBIEN ocurrió que una inesperada y espesa neblina cubrió el páramo. Y lo cubrió TAN BIEN, que los niños y los cantantes no veían nada. Lo que no les impidió seguir cantando a pleno pulmón.
Media hora más tarde una poderosa brisa limpió la atmósfera, y los miembros del coro salieron del salón de actos para ver algo que nunca olvidarían.
El metal se había enfriado en unas condiciones excepcionales, y al solidificarse había tomado la forma de una rosa. Con sus complicados pétalos.
La directora del coro se puso muy seria. Miró la rosa de plomo y se quedó muda.
Cuando nuestra ingeniera metalúrgica logró calmarla, la directora les contó que mientras cantaban ella estaba pensando en una rosa.
Y ahora la rosa estaba allí. Rodeada de niños y cantantes atónitos. Ligeramente humedecida con la escarcha de una neblina inesperada.
Nuestra ingeniera miró atentamente todo lo que le rodeaba. Sacó una pequeña libreta y apuntó: plomo derretido, descenso de temperatura, luz virando de amarillo a rojo, neblina,…,y luego apuntó, como sin darle importancia, gente cantando.
Las siguientes jornadas fueron de intenso trabajo. Nuestra futura ingeniera intentó reproducir en el laboratorio las condiciones observadas en el páramo.
Lo intentó con plomo de diferentes purezas. Con cambios bruscos de temperatura. Neblina artificial. Exposición a la luz amarilla. Virajes de color en la iluminación……
Durante varios días lo intentó, impulsada por la tenacidad que sólo acompaña a los valientes, a los locos o a los jóvenes de espíritu.
Ningún resultado. El plomo seguía siendo plomo.

Casta Niebla leyó todo lo que tenía que ver con las procesos metalúrgicos, habló con profesores y catedráticos, incluso tomó mate con el encargado de la fábrica donde trabajaba.
Este señor, impresionado con su tenacidad, le aconsejó que lo dejara, apuntó:“la naturaleza tiene secretos imposibles de descifrar”. Eso le dijo.
……………
Sábado. Cumpleaños de nuestra futura ingeniera .Le espera una sorpresa.
Los miembros del coro deciden regalarle una improvisada actuación.
Cumpleaños feliz a trescientos decibelios, justo bajo su ventana.
Rompiendo la barrera del sonido.
………………………………
Casta se lo piensa, y haciendo unas simples reglas de tres, deduce que si se superan los trescientos metros por segundo, el metal entra en resonancia con su propio ritmo interno, los electrones vibran alterados y se produce un vibración, una reflexión, una refracción y un efecto especular de orden espectacular.
Así que hace lo que cualquier valiente, loco o joven de espíritu haría.
Hace lo imposible.
………………………………………..
¡Todo el coro a la fundición!
Vestidos con sus elegantes trajes negros, el grupo de cantores entra en la impresionante nave metalúrgica.
“La naturaleza tiene secretos imposibles de descifrar”-le repite a Casta el encargado-
“Se me olvidó el efecto Mozart”-le responde Casta-
………………………………………
La cosa fue así. Casta puso el plomo en sus alambiques planos. Diez cantores, diez alambiques.
Se pusieron a cantar a pleno pulmón. La nave resonaba entre ecos y armonías.
Pero no cualquier canción, entonaron a Mozart, sinfonía nº 35 en Re mayor “Haffner”, versión libre argentina. Una improvisación total. Divirtiéndose.
Cada uno de los cantores pensó en algo que amaba.
Y entonces fue cuando Casta dio la orden:
“¡Más fuerte, más rápido!”
Y ¡Bang!, rompieron la barrera del sonido, la música se trasformó en luz, y un destello atravesó los paralelos y los meridianos de la República Argentina, desde Los Andes a Tierra de Fuego, desde el océano Atlántico, a la costa del Pacífico.
Esta potente energía se concentró en el metal, materializando las formas que eran pensadas y amadas por los cantores.
Una rosa, la cara de una madre, las manos de un padre, una estrella de mar, una caracola, la cara de un niño, un libro antiguo, la letra de una canción, un camión de juguete y el rostro de un músico sonriendo. Diez cantantes. Diez objetos de plomo.
………………………………….
El experimento funcionó.
Mozart se revolvía de risa en su sepultura.
Se empapó de los nuevos sonidos.

Los sonidos de América.

América es un continente muy femenino. Tiene dos as, como casa, como mamá. La primera a es alta y picuda, como el Aconcagua. La segunda a es plana y redonda, como las curvas del Orinoco.




"Irene & Driver asociados"





Capítulo 39.- "Una detonación seca".




El aeropuerto de Butmir en Sarajevo, a primera hora de la mañana huele a café del día anterior y tabaco mezclado con sudor rancio y legía. A las seis de la mañana la niebla apenas dejaba ver desde el taxi las casas semiderruídas de los últimos barrios de la ciudad y los pisos como bloques de cemento con las antenas parabólicas buscando en cada ventana un poco del oxígeno de la libertad para respirar mirando en la televisión ese mundo de mujeres delgadas y coches lujosos que, según algunos será el prospero futuro prometido por los que ahora mandan.
Quijares tenía miedo y veía su asesino en cada curva del camino. Para ir hasta el aeropuerto, había avisado a Vladimir, un taxista que chapurreaba el español que había aprendido en un año y medio que trabajó en Venezuela, hacía ya casi diez años. A pesar de saberse de memoria su vida que con la verborrea propia del solitario le había contado en fascículos cada vez que había utilizado sus servicios, mentalmente se había representado varias veces la imagen de Vladimir deteniendo el taxi en una cuneta, dándose la vuelta después de comprobar por el retrovisor que su presa estaba confiada mirando el paisaje, empuñando una Tokarev TT33 y disparándole a bocajarro. Había descartado esa posibilidad, pero no del todo. Vivía bajo el fuerte shock del lo que hacía solamente nueve días que había ocurrido y que había desbordado en el peor sentido todas las previsiones imaginadas para el desenlace de su peligrosa y a partir de ese día trágica aventura. Ricardo se había empeñado en seguir por el camino emprendido a pesar de que hubieran saltado todas las señales de alarma. Se empeñó en llevarse el ordenador portátil a su apartamento y reanudó un contacto que Quijares estaba dejando morir a pesar de haberle prometido a Svetana que seguiría adelante. Estaba entusiasmado porque consiguió recuperar la confianza que el Pirata estaba haciendo perder a sus lejanos interlocutores. Le habían convocado para recoger instrucciones en un pueblecito pequeño del sur de Francia. Para eso faltaba un mes y tendrían tiempo para prepararlo todo. Entonces ocurrió.

Habían quedado en la calle Telali, en la esquina del río, en un viejo café transformado en su centro de reunión desde que sospecharon que podían vigilar sus apartamentos al comprobar presencias extrañas en sus alrededores. Él había llegado un poco antes y se había sentado como siempre en la mesa junto a la ventana que permitía controlar quien llegaba al lúgubre local. Le vio aparecer y caminar con prisa y un poco desconfiado mirando hacia los lados. Entonces escuchó una detonación seca y vio que el impacto mortal le golpeaba lateralmente en la cabeza, desequilibrando su paso y haciéndole caer lateralmente dos pasos después en una secuencia lenta que en su mente se hizo eterna. Después Quijares quedó paralizado por el terror. Todo el miedo acumulado en años, ganando finalmente la batalla, se extendió de pronto por su piel y le inundó cada rincón de su cuerpo como un veneno. El camarero levantó la vista del fregadero y se detuvo momentáneamente. Quijares no podía mover ni un músculo: habían matado a Ricardo. Una mujer ataviada con una especie de turbante se acercó gritando y se puso a mirar el cuerpo inerme de su amigo y compañero de aventuras. Minutos después un grupo de curiosos se agolpó y el bullicio de voces y llantos hizo que el camarero saliera a la puerta a ver lo qué había ocurrido. Quijares aprovechó para abandonar el lugar, en dirección opuesta a la calle donde su amigo perdió la vida. Dos esquinas más allá escuchó las sirenas de la policía y las ambulancias mientras llamó a Colleen a quien en primer lugar sentía que estaba traicionando al huir del lugar abandonando el cuerpo de su amigo. Con voz entrecortada le contó lo que acaba de ocurrir pidiéndole que no se diera por enterada, pues él no tendría que saber nada oficialmente. La llamaría cuando le dieran la noticia desde la embajada. Colleen colgó sollozando. Media hora después el Secretario de la Embajada le daba la noticia y le convocaba urgentemente a una cumbre de seguridad con el embajador: “Ha ocurrido algo muy grave”, le dijo.
Los ojos de Vladimir y su silencio le hacían sentir que lo sabía todo. Quizás hubiera aparecido en los periódicos locales. No era una ciudad tan grande y en todos los sitios del mundo los taxistas suelen estar muy bien informados. Lo cierto es que conducía silencioso y su mirada en el retrovisor parecía compasiva y respetuosa. Quizás fueran imaginaciones suyas, pensaba Quijares.
Ese mismo día, a primera hora de la tarde, aparecieron siete agentes de alto nivel de los servicios de inteligencia y un par de altos cargos de la Guardia Civil para gestionar la situación. Según Colleen los horarios de los vuelos no cuadraban. Habían llegado demasiado pronto. A la hora del disparo ellos ya estaban volando hacia Sarajevo. Repasaron los horarios mil veces y Colleen llevaba razón. La nota oficial atribuía la autoría a un francotirador serbio y apuntaba sin decirlo que todo podía deberse a un error. Colleen descubrió en apenas dos días graves contradicciones, pero no tuvieron tiempo para comentarlo. A Quijares le ofrecieron un mes de descanso y le sugirieron buscar un candidato que le sucediera en su proyecto “si estaba cansado y los últimos acontecimientos le hacían especialmente penosos llevar hasta el final su compromiso con el programa”. Para Colleen era otra prueba de la conspiración: te quieren quitar de en medio cuanto antes, le dijo. Habían quedado en llamarse cuando estuvieran fuera de aquel país y del enrarecido ambiente entre todo el grupo de amigos a partir de la muerte de Ricardo.
Incluso después de entregarle la maleta, Vladimir no hizo ningún comentario gracioso, como solía.
Ahora, sentado en un rincón del aeropuerto y esperando que en los viejos monitores apareciera el número de su mostrador de embarque, repasaba las elucubraciones de Colleen y su convencimiento de que queróan echar tierra sobre lo ocurrido. La familia de Ricardo había sido agasajada con una sucesión de visitas a autoridades del más alto nivel, pero aunque hundidos en el dolor y abrumados por los actos oficiales, vivieron aturdidos los días siguientes al suceso, habían pedido insistentemente a Colleen explicaciones que ella no podía darles y que convertía en nuevas pruebas de sus negras sospechas. La hipótesis del francotirador serbio hubiera sido verosímil tres o cuatro años atrás, pero hacía demasiado tiempo de todo aquello y un hecho aislado, sin ninguna trascendencia política en el interior del país, no tenía ya ningún sentido. La familia había pedido explicaciones y las que les dieron a ellos en la embajada, a Colleen le resultaban infantiles. No eran para ella que llevaba dos años viviendo allí, sino para unos padres rotos por el dolor a los que resultaba imposible situar Sarajevo en un mapa, a pesar de haberlo mirado más de una vez desde que su hijo les dijo que se marchaba, que le pagaban bien, que le gustaba el mundo de las embajadas y le había comentado que podía ascender más rápido que quedándose en alguna comandancia. Eran pocos los de su promoción los que dominaban el inglés y a eso había que sacarle partido. Sus padres estaban orgullosos de él y mucho más después de todos los agasajos y todas las condecoraciones. Pero hubieran preferido salir en las primeras páginas de los periódicos por otros motivos. Lo que ,con el paso de los días les resultaba más amargo, era la sensación de que alguien les estaba engañando en todo lo sucedido alrededor de la muerte de su hijo.
Apareció el nº 24 al lado del vuelo a Viena que tenía que coger y se apercibió que el mostrador tenía ya una cola enorme. La gente acostumbrada al vuelo conocía el número antes de que apareciera en los monitores.
Aquel día, después de salir del café, pensó ir a casa de Ricardo, de la que tenía una llave y coger el ordenador portátil para destruirlo para siempre. Pero no lo hizo. Ahora estaba en poder de Colleen y con lágrimas en los ojos, antes de despedirse le hizo prometer que se verían lejos de allí y que le contaría todo para ayudarle a descubrir a los asesinos de ese muchacho atrevido y tierno sin el que nada tenía ya sentido para ella.


miércoles, febrero 06, 2008

El arte de navegar entre los astros


El arte de navegar entre los astros.
Conferencia de Pedro Duque, astronauta español; en la Universidad Politécnica de Madrid.
Escucho una compleja disertación sobre la técnica empleada por los humanos para navegar por el sistema solar. Una especie de partida de billar, donde las bolas son los astros, el tapete el espacio, las naves espaciales la bola negra y las leyes de la mecánica la explicación al movimiento.
Salgo al aparcamiento y me encuentro al conferenciante con una rueda pinchada.
Le ayudo a cambiarla.
Acabamos los dos con las manos llenas de grasa. Le pregunto cómo se ve la Tierra desde el espacio.
………………………………………
Se le iluminan los ojos. Y me cuenta el momento más feliz de su vida.
A trescientos cincuenta kilómetros de altura. Orbitando. Escuchando a Vivaldi.
Me dice que la Tierra se ve como una burbuja azul que flota en el cosmos. Que el agua domina el conjunto. Que la desembocadura del Nilo es un cuadro impresionista. La costa este americana por la noche, un baile de luciérnagas. El Mediterráneo, verde y azul a la vez. Los Alpes reflejan luz. Arabia una manta amarilla con motas verdes. Amazonia un estallido.
Y no hay fronteras.
……………………………………..
Apretamos la última tuerca. Pedro se marcha a su casa, feliz con sus recuerdos.
Yo sigo conduciendo.
Atentamente. Driver.

(Es una colaboración de Driver)
("..and the sun in his eyes, sees the world spining round", The fool on the hill.)

Las cosas pendientes.


Escritas y tachadas en el espacio en blanco de las agendas, con frases escuetas escritas con meticuloso cuidado o en garabatos apresurados casi ilegibles, las cosas pendientes van desenredando el enigma de cada una de nuestras vidas. Esas anotaciones a veces solitarias y otras veces apretadas y llenas de tachones, un día serán releídas buscando la explicación de nuestra siempre extraña historia. Eso que tienes que hacer y apuntas, jalona tus días, tus semanas, el discurrir interior de tu propia vida. Surgen de un propósito o una tediosa obligación, instalando en una zona imprecisa del pecho una leve punzada de preocupación y se instalan allí como una advertencia. Un día, al tacharlas por fin, comprendes que has abierto otra puerta cerrada, que la inquietud era un poco ridícula, que has dejado atrás lo que un día aparecía en el horizonte. Y de esa manera, nota a nota, las cosas pendientes van definiendo el contorno más real y sincero de tu existencia.
Compromisos ineludibles, cumpleaños, odiosas servidumbres, viajes a cualquier sitio, comidas, cenas, solicitudes para cumplimentar, exámenes, plazos improrrogables, aniversarios secretos, detalles de un tornillo que hace falta, teléfonos y direcciones, nombres sin apellidos. Desde la fecha y la hora de la próxima consulta al callista, anotada con letra temblorosa en un calendario con la imagen del Corazón de Jesús, detrás de la puerta de la cocina, hasta la anotación electrónica que la jefa de gabinete del alto ejecutivo escribe en clave, avisándole de la próxima cita reservada con su amante, las cosa pendientes nos someten y nos marcan un camino, trazado por una fuerza desconocida, del que ya no puedes desviarte.
Son el arma secreta con que el duende de lo cotidiano dirige el mundo. Instrucciones sencillas, aparentemente ingenuas, que obedecemos sin rechistar y que nos sitúan a cada uno en el engranaje perfecto de un mundo ordenado y limpio. Nunca sabremos si primero fueron las cosas pendientes y luego las agendas o fue al revés. En todo caso, Oración y Libro Sagrado del dios de la Previsibilidad que en nuestro mundo desarrollado y pacífico ha impuesto su dominio, con la grandeza y omnipotencia de quien llega a ser invisible a los ojos de sus súbditos.
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