miércoles, julio 11, 2018

Mi perro.







Te hace sentirte querido de modo incondicional, sin pedirte nada cambio.
Es irracional pero te sometes a sus exigencias horarias y ecológicas. Fue precisamente al ver ese gesto sublime de recoger con una bolsa su mierda caliente y blanda, cuando me di cuenta de que esa relación de sumisión solo puede entenderse desde la militancia en alguna fe, en un credo similar al religioso.
No se quién lleva atado a quién cuando os veo paseando por el parque.

Nos habíamos librado del yugo secular por la que los hombres vivían sometidos a una fuerza sobrenatural sin compromiso con la razón... y entonces apareció en la ciudad el perro. No para guardar la casa ni para encontrar la pieza, ni para servir de guía... el perro como mascota que te asegura formar parte de los buenos en un tiempo en que todo parece relativo y nadie sabe ya quiénes son los buenos y quiénes los malos.

Ese animal vive privado del derecho a la libertad de demabulatoria, no le dejas moverse cuando puede ver el aire, la luz del cielo.Tiene que ir atado a una correa que le sujeta por el cuello. Pero tu lo quieres y mirando sus ojos profundos te enterneces y sientes profundamente qué buena persona eres. Te identifica cuando llegas a casa y te recibe con alegría,  sobre todo si hace tiempo que no come.

Y además, no habla. Para qué. A estas altura de la historia de la humanidad, está ya todo dicho. Ladra que es más expresivo y, si lo sabes oír, dice con cada gruñido mucho más que tantas y tantas palabras vacías.

Si te quiere y te somete, qué más le puedes pedir. Al fin cubriste el vacío: ya tienes alguien  que te quiere y te somete. Ahí está la solución, el carnet de bueno que habíamos perdido.




Cingular Cell Phones
T-Mobile
Locations of visitors to this page Page copy protected against web site content infringement by Copyscape
Free Guestmap from Bravenet.com Free Guestmap from Bravenet.com
<>
Segui @jmcaleroma