sábado, abril 29, 2006

Diario de un paranoico razonable.( 1 )


Debo tener cuidado. Este texto que empiezo a escribir ahora es muy peligroso.
Es tiempo de empezar a reaccionar si no queremos que pronto sea demasiado tarde. Todavía no os puedo decir quién, pero lo hace muy bien. Estamos ante un enemigo inteligente. En parte eso es lo apasionante de la tarea que tenemos por delante. Detesto la estupidez sobre todas las cosas. Admiro la inteligencia como un don y también como un logro. Admito que respeto a quien actúa con inteligencia con independecia de lo macabro de sus objetivos. La inteligencia sirve a ángeles y demonios con idéntica dedicación y eficacia. Se puede decir que se sitúa, con pulcritud e indiferencia, más allá del Bien y del Mal.
Entre las primeras certezas que he tenido y quiero dejar aquí constancia es que quien quiera que sea que esté detrás de todo esto, sabe lo que hace. No es extraño que seamos pocos por ahora los que hayamos advertido el peligro. Lanzo en éste blog mi alerta y mi llamada para convocar a todos los que ya no tengan duda de que hay demasiadas cosas que no encajan, demasiadas cuentas que no salen, demasiados cabos sueltos. Estamos frente a un enemigo inteligente pero, si sabes mirar, está dejando ya algunas pruebas evidentes al descubierto. Por qué nadie hasta hoy no haya sido capaz de verlas y reaccionar ante el engaño, me hace sentirme aún más preocupado. Debo ser cauteloso pero, y ésta es mi segunda certeza, con éstas palabras empiezo un camino grandioso al servicio de la Humanidad, pero incierto. Espero encontrar pronto compañeros de viaje.

Si un día apareciera en nuestras calles un hombre del Renacimiento, de la Ilustración o simplemente de finales del siglo XIX, gracias al tan deseado artilugio de novelas y películas conocido como la “máquina del tiempo” y pudiera ver con sus ojos la situación que estamos viviendo, pensaría con bastante fundamento que los hombres y las mujeres de nuestras ciudades y de gran parte de los pueblos estan siendo vícitimas de unas durísimas sesiones de hipnotismo que han conseguido dejar sus mentes en un nivel de funcionamiento muy cercano a la idiocia. La situación es tan grave y extendida que, cualquier detective recien incorporado a tan noble profesión, pensaría que solo por medios capaces de un efecto masivo como el aire que respiramos o el agua bebemos puede haberse producido tan general envenenamiento. Tenemos que imaginarnos como hombres de otro siglo para recuperar, si nos queda, un resquicio desde donde empezar desde cero. Es una situación límite.

Nustras únicas y verdaderas armas son las mismas con las que el Hombre ha vencido a quienes intentaron su aniquilación desde el principio de los tiempos: la Integencia, que ya hemos dicho que es también un arma que utilizan nuestros enemigos y Palabra, que es nuestra arma exclusiva. El enemigo no sabe, no puede y no quiere utilizarla. Sabe que para sus pérfidos fines es mejor el silencio.El enemigo es, quien quiera que sea, el Innombrable.
Empezaré dejando anotadas algunas claves para descubrir la conjura.

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