lunes, febrero 26, 2007

Ayaan Hirsi Ali ( 1 ).


Aunque en algún momento salió el sol, ahora el cielo es gris. Un amigo dice que el día de la semana influye directamente en el clima y que la prueba es que casi siempre el domingo es un día soleado. Le digo que no creo en su teoría, pero muchos domingos de sol radiante le recuerdo. Hoy el clima desmiente su hipótesis.
Llega a éste blog después de comer y percibo su belleza desde el primer instante. Es elegante entendiendo la elegancia como una naturaleza. Estoy seguro que ya lo fue cuando era solo una niña recién nacida en Mogadisco, hace un poco más de treinta y dos años. Me mira y percibo la magia de lo inexplicable: es cercana y distante, sencilla y orgullosa, tranquila pero voluptuosa. Mira alrededor y pone atención en cada detalle: el reloj, la cabecera.

- Me gustan mucho tus canciones, bueno las canciones que pones aquí. Ya se que algunas no son tuyas.

Habla con cierta ternura en un inglés accesible y pausado. Me mira directamente a los ojos y noto que quiere hacerme ver que conoce bien el blog.
- ¿Sabes que eres mi primera visita y que hoy inauguras una nueva sección?

Estoy nervioso y feliz, como siempre ocurre con “la-primera-vez” y quiero que ella note mi agradecimiento. Pero entonces me da las gracias.
- Me tienes que decir por qué te fijaste en mí y quiero darte las gracias por haberme reservado este honor.

Se sienta sin dejar de mirar el blog. Viste un traje de chaqueta de terciopelo azul muy oscuro y una camisa blanca de grandes cuellos y puños. Tiene el pelo recogido, la frente despejada, los ojos pequeños, negros y profundos, los pómulos remarcados y una boca bien dibujada aunque sin los labios exageradamente grandes que suelen tener las mujeres de su raza.

- Leí el domingo pasado una entrevista que te hacían en un suplemento dominical de un diario y en la primera lectura rápida me identifique con dos ideas que había pensado muchas veces y que, sin embargo, es difícil defender aquí sin el riesgo de que te consideren… “un facha".

Me mira, muestra interés pero no entiende. Le explico.

- Un facha, es alguien que tiene ideas desfasadas, predemocráticas, alguien cercano a la extrema derecha.
- ¿Y qué ideas eran esas? Ella me anima a seguir con una sonrisa.
- Pues cuando dices “si yo viviera en cualquier comunidad musulmana, sería un cadáver por atreverme a luchar contra la sumisión de las mujeres”. Me impactó la palabra “cualquier” porque implica a todas. Siempre tienes la tendencia a pensar que no debes descalificar una de las tres grandes religiones de la historia. Pero siempre sospeché que desgraciadamente, como las otras dos se descalifica por su consideración de la mujer. No te atreves casi a pensarlo: “no lo conoces, no es prudente denigrar lo que no conoces, puede sea una forma de miedo a lo desconocido” y cosas así. Pero cuando alguien que conoce desde dentro y tan profundamente como tú ese mundo hace esa afirmación, se confirman tus sospechas y te sientes cercano, muy cercano a quien tiene el valor de decir algo así.
- Ya. ¿Y la otra?
La primera idea que me gustó no fue una sorpresa para ella. Noté que le habían dicho más veces lo mismo que acababa de explicarle.
- Pues la otra cuando dices “la izquierda se ha convertido en reaccionaria ¿es progresista defender a una religión contraria a la vida, que trata a la mujer peor que a animales?”. Porque a mi también me parece que la izquierda no es compatible con ninguna condescendencia con culturas indiscutiblemente absolutistas y autoritarias. Pero hay tanto miedo aquí a ser tenido por xenófobo o “intolerante”, que vivimos el momento en que ser de izquierda es tener siempre la mano tendida hacia todos sin condiciones. Yo creo que eso, según a quine des a mano puede ser reaccionario y sirve para que terminen ocupando sitio entre nosotros ideas que resultan esencialmente contrarias a nuestra cultura de libertad que tantos años y tanta sangre ha costado conseguir. Me escuchaba muy interesada. “Como tu eres negra y naciste dentro de la cultura musulmana no tienes ningún complejo. No hay cosa peor que los complejos y… no hay cosa que más admire que alguien sin complejos. Por eso me gustó saber que tú también piensas eso: frente a culturas autoritarias hay que ponerse enfrente, sin miedo y sin ira, pero aplicando el criterio de “tolerancia cero”.
- Creo que se por lo que lo dices. Ya he leído como van las cosas en España.

Ahora su rostro era serio y me identifiqué con su gesto de preocupación.

- Pero eres mi invitada y se trata de que me hables de ti. Y estamos ya fuera del espacio propio de un post.
- Cuando hablas de lo que te gustó de mi hasta el punto de convertirme en tu primera invitada también hablas de mi, no te preocupes.
- Ya, pero estoy tan bien contigo que me parece que te dedicaré dos post.

Se ríe coqueta y me fijo entonces en sus pendientes: un diminuto cordoncillo con algún diamante y dos perlas no muy grandes. Resalta el blanco perlado con el negro de su piel. Están a la altura de la belleza del rostro que adornan.

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