La noche del 23 de Julio.
Escribo cuando aún no han pasado ni siquiera las preceptivas veinticuatro horas de observación después de un fuerte traumatismo. Así que las palabras no son fiables, proceden de una mente todavía embriagada con esa droga natural y altamente adictiva de la música. Sus efectos se multuplican cuando se toma con esa otra rara sustancia que llaman amistad y, consigue sus efectos más potentes, si además se consume encima de un escenario.
Por eso puedo todavía percibir las sensaciones de plenitud y serenidad que ayer a ésta hora estaba sintiendo encima de un escenario, al aire libre, rodeado de amigos a quienes conozco desde hace décadas, con quienes volví a sumergirme en ese trance laico y místico al tiempo, que es una canción bonita.
Una inesperada conjunción de astros nos ha regalado la ocasión propicia para mostrar con sencillez y sin aspavientos la vigencia indiscutible de la obra musical y poética de un chaval genial que hace treinta años nos dejó precipitadamente.
He escrito otras veces aquí de éste hombre añorado, ídolo de mi adolescencia, que llena mi guitarra y mi alma de tanta energía limpia todavía. Sus canciones son ya parte de la banda sonora en éste rincón del mundo inexplicable de la Red. Apenas cruzamos cuatro o cinco conversaciones pero guardo intacto el recuerdo de su voz cariñosa y profunda, de su barba imperial y de sus ojos de niño.
Por eso puedo todavía percibir las sensaciones de plenitud y serenidad que ayer a ésta hora estaba sintiendo encima de un escenario, al aire libre, rodeado de amigos a quienes conozco desde hace décadas, con quienes volví a sumergirme en ese trance laico y místico al tiempo, que es una canción bonita.
Una inesperada conjunción de astros nos ha regalado la ocasión propicia para mostrar con sencillez y sin aspavientos la vigencia indiscutible de la obra musical y poética de un chaval genial que hace treinta años nos dejó precipitadamente.
He escrito otras veces aquí de éste hombre añorado, ídolo de mi adolescencia, que llena mi guitarra y mi alma de tanta energía limpia todavía. Sus canciones son ya parte de la banda sonora en éste rincón del mundo inexplicable de la Red. Apenas cruzamos cuatro o cinco conversaciones pero guardo intacto el recuerdo de su voz cariñosa y profunda, de su barba imperial y de sus ojos de niño.
Vendrán nuevas ocasiones para disfrutar de sus canciones. Te las ofrezco sin reservas, querido lector.
Hoy dejo constancia aquí de mi gratitud por la ocasión que ayer, a estas horas, la Vida me regaló.
Hoy dejo constancia aquí de mi gratitud por la ocasión que ayer, a estas horas, la Vida me regaló.
1 Comments:
Yo estuve alli, el montaje impresionante, los arreglos sorprendentes, las canciones nos/me llevaron a nuestra adolescencia, ...
nos reencontramos viejos amigos y sobre todo me sorprendio muy gratamente que ha sido capaz de hacer, gestar, aunar, con el paso de los años aquel muchacho que siempre iba con una guitarra.
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