María Ortuño. (DRIVER 3)
Si eres pelirroja, tienes un cuerpo sugerente y vives en un país latino, te la tratarán de meter por todos lados.
María Ortuño cogió el Intercity de las trece y se dirigió a Denia.
Tres horas y media más tarde llegó.
La señorita Ortuño, camisa blanca, vaqueros y cuatro mil quinientas en la cartera, cogió un autobús para llegar al hospital.
Allí le esperaba un conductor de ambulancias, recién perdido su empleo vía Movistar.
_ Hola, soy la hija.
_ Hola, soy el conductor.
……………………………….
_ ¿ Qué pasó?.
Driver había pasado la mañana pensando qué le iba a decir a la familia.
Después de muchas dudas, se decidió por la verdad y que saliera el sol por Antequera. Que si le apretaban cuatro hostias, pues que la apretaran cuatro hostias.
- Fuí el primero en llegar. El viejo estaba bien jodido. El médico le inmovilizó todo menos el brazo derecho. Antes de meterlo en la ambulancia me cogió con su brazo bueno y me dijo que no quería morir allí, que lo llevara a Denia.
No fui profesional, me salté el reglamento de La Comunidad Autónoma y me pillé la nacional III.
………………….
-Y ahora qué.
-Hay muchos papeles para firmar.
El despacho del administrador del hospital era frío. El titular estaba más pendiente de las formas que se adivinaban bajo aquella camisa blanca que del procedimiento.
Firme aquí señorita.
Firmó
Y aquí
Firmó
Y aquí también
Y firmó aquí también.
No solo es una situación penosa el que tu padre palme, sino que si encima un funcionario te desnuda con la mirada, te empiezas a mosquear.
Ella no tenía ninguna culpa de estar como un queso.
Driver se dio cuenta y le dijo al administrador:
-¿Podríamos abreviar?
-Si usted no se hubiese saltado el procedimiento, no estaríamos aquí; le ruego que una vez firmadas las actas desaparezca de mi hospital y no vuelva a asomar por aquí.
……………………………
La incineración fue rápida. Te tiras no se cuantos años currádote la vida, y en diecisiete segundos un quemador de gasoil te reduce a polvo eterno.
……………………………..
- Tome señorita en esta urna están los restos de su padre.
Firme aquí señorita.
Firmó
Y aquí
Firmó
Y aquí también
Y firmó aquí también.
………………………………
María Ortuño le pregunto a Driver que si la podía acercar a la estación, que estaba cansada, que tenía hambre, que dónde estaba el mar.
Driver le ofreció su ambulancia para volver a los madriles, pero que antes iban a comer algo, que por allí había un chiringuito, en la playa.
Así que allí estaban los tres, la Ortuño, Driver y la urna con las cenizas del viejo, apretándose un bocatapanceta y una birra.
Hacía calor. Mucha calor hermano.
Y el del bareto que puso música de Sade. Y la arena que estaba caliente.
Y el mar que parecía fresquito. Y el bocata que estaba como Dios. Y así y todo, pues nada y todo. Y la Sade dándole a la murga. Y la Ortuño que ni lloraba por el viejo ni que dejaba de llorar. Y la urna encima de la silla de sisal junto al bolso de la Ortuño. Y hay que joderse con el despido. Y mira socio que nos pongas dos cervezas más. Y que qué hay de tapeo. Y que sí tomaros una de morcilla de Burgos que me la trae mi cuñado que es transportista. Que sí que sí que a la Ortuño le gusta la morcilla.
Y aquí
Firmó
Y aquí también
Y firmó aquí también.
No solo es una situación penosa el que tu padre palme, sino que si encima un funcionario te desnuda con la mirada, te empiezas a mosquear.
Ella no tenía ninguna culpa de estar como un queso.
Driver se dio cuenta y le dijo al administrador:
-¿Podríamos abreviar?
-Si usted no se hubiese saltado el procedimiento, no estaríamos aquí; le ruego que una vez firmadas las actas desaparezca de mi hospital y no vuelva a asomar por aquí.
……………………………
La incineración fue rápida. Te tiras no se cuantos años currádote la vida, y en diecisiete segundos un quemador de gasoil te reduce a polvo eterno.
……………………………..
- Tome señorita en esta urna están los restos de su padre.
Firme aquí señorita.
Firmó
Y aquí
Firmó
Y aquí también
Y firmó aquí también.
………………………………
María Ortuño le pregunto a Driver que si la podía acercar a la estación, que estaba cansada, que tenía hambre, que dónde estaba el mar.
Driver le ofreció su ambulancia para volver a los madriles, pero que antes iban a comer algo, que por allí había un chiringuito, en la playa.
Así que allí estaban los tres, la Ortuño, Driver y la urna con las cenizas del viejo, apretándose un bocatapanceta y una birra.
Hacía calor. Mucha calor hermano.
Y el del bareto que puso música de Sade. Y la arena que estaba caliente.
Y el mar que parecía fresquito. Y el bocata que estaba como Dios. Y así y todo, pues nada y todo. Y la Sade dándole a la murga. Y la Ortuño que ni lloraba por el viejo ni que dejaba de llorar. Y la urna encima de la silla de sisal junto al bolso de la Ortuño. Y hay que joderse con el despido. Y mira socio que nos pongas dos cervezas más. Y que qué hay de tapeo. Y que sí tomaros una de morcilla de Burgos que me la trae mi cuñado que es transportista. Que sí que sí que a la Ortuño le gusta la morcilla.
Y que hacía calor. Mucha calor hermano.
Y que llegó más gente. Y que como el bareto era chico allí estábamos hombro por hombro y manga por manga. Y el del bareto que le dio la vuelta a la cinta de la Sade, y nos preguntó que si éramos de por allí. Que vino la moza de el del bareto; que ya son muchas des. Que la Ortuño le dijo al del bareto que el viejo palmó, que la morcilla estaba rica y que Driver trajo a su viejo a morir a Denia, que hacía mucha calor hermano. Que el del bareto les invitó a una ronda y la mujer de el del bareto, que son muchas des, le dijo a la Ortuño que si se quería bañar ella le dejaba un bañador.
Y que llegó todavía más gente. Que había un grupo que se llamaban los fenicios, que mañana iban a tocar en Javea, y que no jodas que hay morcilla de Burgos que me gusta un huevo.
Y que la Ortuño se fue con las de las des a bañarse, que le dejó el bañador de una amiga, que era azul y le sentaba a la Ortuño de cojón de mico. Que me pongas otra cerveza. Que si sabes ese de “acelera manolo que la máquina responde”. Que no que es mejor el del sargento Peláez, el de “ ¿dónde coño vas Peláez?”.
Y que la Ortuño se fue con las de las des a bañarse, que le dejó el bañador de una amiga, que era azul y le sentaba a la Ortuño de cojón de mico. Que me pongas otra cerveza. Que si sabes ese de “acelera manolo que la máquina responde”. Que no que es mejor el del sargento Peláez, el de “ ¿dónde coño vas Peláez?”.
Y que el del bareto me puso un carajillo sin pedirlo yo. Y que me puse a pensar que la Ortuño estaba muy buena, pero que si eres pelirroja, tienes un cuerpo sugerente y vives en un país latino…; que Driver estaba cansado de pensar con la bragueta pero que él no tenía la culpa que a los de su barrio les llegara antes el empalme que la amistad.
Que los del grupo le pidieron permiso al del bareto para ensayar, y que les dijo que sí que en la playa; que ayudé a los músicos y que el piano pesaba menos de lo que pensaba.
Que quedaba una hora de sol y Sade se calló y los fenicios atacaron “Blue Moon” y que aquello no sonaba mal.
Y que las de las des y la Ortuño salieron del mar y se apretaron un cubata al lado de los fenicios.
Y que la Ortuño no había llorado en todo el día y la urna con las cenizas del viejo estaban sobre la silla de sisal y su bolso también estaba allí con las cuatro mil quinientas.
Y que la Ortuño se sentó con el biquini en el piano y empezó a aporrear.
Y que el del bareto me preguntó que cuanto costaba una ambulancia y que yo lo mandé a tomar por el culo y el del bareto se descojonó.
Que quedaba una hora de sol y Sade se calló y los fenicios atacaron “Blue Moon” y que aquello no sonaba mal.
Y que las de las des y la Ortuño salieron del mar y se apretaron un cubata al lado de los fenicios.
Y que la Ortuño no había llorado en todo el día y la urna con las cenizas del viejo estaban sobre la silla de sisal y su bolso también estaba allí con las cuatro mil quinientas.
Y que la Ortuño se sentó con el biquini en el piano y empezó a aporrear.
Y que el del bareto me preguntó que cuanto costaba una ambulancia y que yo lo mandé a tomar por el culo y el del bareto se descojonó.
Y que la Ortuño empezó a hacer magia con la música porque el piano sonaba bien y ella estaba jodida porque el viejo había palmado y el quemador de gasoil le había reducido a ceniza eterna y la grasa de la morcilla de Burgos había manchado el bikini de la amiga de la de las des.
Y la música se elevó por encima de la barra, que atravesó la playa y se metía entre las olas, se sumergía y volvía a salir. Y que el piano se quejaba de que si eres pelirroja…que si la ceniza eterna…..que si el polvo eterno…que si firme aquí señorita…
Y explotaron las teclas porque el viejo era mi viejo, porque el administrador me desnudaba con su mirada y yo me cagaba en su puta madre, porque la amistad era imposible porque los tíos se me empalman y piensan con las pelotas.
Y las teclas del piano bailaron sobre las dunas y se metieron entre los pinos y acariciaron los oídos de Driver que le estaba contando al del bareto el de “dónde coño vas Pelaez”por tercera vez y el del bareto se reía como si fuese la primera.
Y los fenicios que eran unos músicos muertos de hambre, estaban tocando con la Ortuño y comiendo morcilla de Burgos; y que así eran menos muertos de hambre. Y que se habían dado cuenta que la Ortuño aporreaba el piano porque el viejo era mi viejo, porque el administrador me desnudaba con su mirada y mira por dónde yo me cagaba en su puta madre..
Y las teclas del piano lloraban la rabia contenida de aquel día, donde Driver se preguntaba por qué las cosas realmente valiosas de tu vida te ocurren cuando menos te lo esperas.
……………………………………………………………
Al final de la sesión, la Ortuño, Driver y la urna con las cenizas del viejo se montaron en la ambulancia camino de los madriles.
Driver se sorprendió porque la Ortuño, antes de dormirse, a la salida de Denia le dijo:
Y la música se elevó por encima de la barra, que atravesó la playa y se metía entre las olas, se sumergía y volvía a salir. Y que el piano se quejaba de que si eres pelirroja…que si la ceniza eterna…..que si el polvo eterno…que si firme aquí señorita…
Y explotaron las teclas porque el viejo era mi viejo, porque el administrador me desnudaba con su mirada y yo me cagaba en su puta madre, porque la amistad era imposible porque los tíos se me empalman y piensan con las pelotas.
Y las teclas del piano bailaron sobre las dunas y se metieron entre los pinos y acariciaron los oídos de Driver que le estaba contando al del bareto el de “dónde coño vas Pelaez”por tercera vez y el del bareto se reía como si fuese la primera.
Y los fenicios que eran unos músicos muertos de hambre, estaban tocando con la Ortuño y comiendo morcilla de Burgos; y que así eran menos muertos de hambre. Y que se habían dado cuenta que la Ortuño aporreaba el piano porque el viejo era mi viejo, porque el administrador me desnudaba con su mirada y mira por dónde yo me cagaba en su puta madre..
Y las teclas del piano lloraban la rabia contenida de aquel día, donde Driver se preguntaba por qué las cosas realmente valiosas de tu vida te ocurren cuando menos te lo esperas.
……………………………………………………………
Al final de la sesión, la Ortuño, Driver y la urna con las cenizas del viejo se montaron en la ambulancia camino de los madriles.
Driver se sorprendió porque la Ortuño, antes de dormirse, a la salida de Denia le dijo:
- Seamos claros desde el principio: ahora voy a dormir un rato, cuando despierte, quiero que me mientas, que me mientas mucho.
…………………………………………………………
Driver le dio al contacto, metió primera y arrancó.
Etiquetas: DRIVER
3 Comments:
Aquel fue un día muy difícil para mí.
Pero la compañía fue adecuada, el entorno de la playa relajante, el piano estaba afinado, y el baño me sentó bien.
Es curioso, pero hay momentos difíciles donde algunos desconocidos hacen una buena función.
Pero...lo que más me gustó es que Driver me mintió, me mintió mucho.
Justo lo que le había pedido.
Atentamente. María Ortuño.
¿ Por qué las cosa realmente valiosas de la vida te ocurren cuando menos te los esperas?
¿Alguna respuesta?
Atentamente. Driver.
Precisamente por eso.
Porque no te la esperas.
Publicar un comentario
<< Home