domingo, octubre 21, 2007

(La muerte de los animales).Diario de un paranoico razonable.


He estado brujuleando por internet, buscando información sobre cómo viven los animales sus últimos momentos. Nada, no encontré nada. Un misterio.
Desde hace tiempo voy a los parques, paseo por los bosques y me detengo en medio del campo, en cualquier lugar, buscando con la mirada el momento en que un gorrión o una mosca, por mencionar a los más cotidianos, después de su periodo normal de existencia mueren de muerte natural. En ambos caso, lo lógico es que caigan al suelo cuando ese momento postrero les llega. Por eso paso largas horas escrutando lo que hay alrededor del la tierra que pisan mis pies. Pero no he encontrado aún ni rastro de un animal muerto de muerte natural. He buscado también en colecciones de videos y documentales, que luego he tenido que regalar porque no me caben en las estanterías de mi pequeño apartamento. Las he visto con el mando a distancia apretado en mi mano sudorosa, esperando ver el momento, darle hacia atrás y detener el instante preciso. Nada. He visto animales aparearse, comer, dormitar, alimentarse, pelear, besarse, jugar, perseguirse, matarse, construir presas, nidos, refugios, marcar sus dominios, acariciar a sus crías. He visto leones aburridos, delfines simpáticos, serpientes acechantes, águilas reinando en el cielo y en la tierra, ratones listísimos, elefantes bonachones y un poco confusos, como incómodos por el tamaño de su trompa que les molesta al caminar, ciervos quejosos por una infidelidad peleando entre ellos entre las encinas, mariposas guardando el equilibrio sin motivo, lobos gamberreando por la sierra, tortugas sin ninguna prisa, lagartijas eléctricas siempre escondiéndose en un agujero propicio. He pasado días enteros, noches enteras, mirando la pantalla, hasta la extenuación. Finalmente he recogido todas las carátulas tiradas por el suelo y sin ganas ni tiempo de poner cada DVD en su sitio, las he apilado en un rincón. No hay nada que hacer. Nadie ha visto qué pasa cuando un animal muere de muerte natural. No sabemos si esta solo en ese momento final, si le acompañan sus iguales, si eligen el amanecer, o quizás el atardecer, tal vez la madrugada. No sabemos ni siquiera dónde ocurre y cómo hacen para no dejar rastro de sus restos mortales. Nadie lo sabe, a nadie le preocupa.Un misterio.
Empiezo a pensar que alguien nos lo oculta. No quieren que veamos ese momento sublime en que el pequeño gorrión siente que sus fuerzas se agotan y cierra sus ojos para no abrirlos nunca más. Y eso es lo que ha hecho desbocarse a mi obsesión. Si nos impiden saberlo será porque ese hecho simple, cotidiano y necesariamente cierto, nos dará claves del mundo, de la condición humana, del misterio inexplicable y lleno de contradicciones que es eso que llamamos vida. Esa idea me aceleró demasiado el pulso por varios días, meses, nosé. Compré enciclopedias, espié a los mejores naturistas, intenté imaginar explicaciones, razones que justificaran esa censura sin aparente motivo.
Ha sido un tiempo difícil, el agotamiento y la fiebre me hicieron delirar, como otras veces.
Ahora te lo cuento, por indicación del doctor. Eso me ayuda a asumir ese hueco, ese cabo suelto, esa pregunta sencilla y sin respuesta.
Quiero curarme, reponer fuerzas, pero sinceramente amigo, a veces me pregunto si este doctor no forma parte de la trama.
Los responsables de medio ambiente de Sri Lanka están perplejos: el peor maremoto que se recuerda ha acabado con la vida de unas 22.000 personas en las costas de esta isla del Océano Índico, pero no logran encontrar animales muertos.
Las olas gigantes se adentraron hasta tres kilómetros en el Parque Nacional de Yala, la mayor reserva salvaje de Sri Lanka y el hogar de cientos de elefantes salvajes y varios leopardos.
“Es algo extraño que no hayamos registrado la muerte de animales”, dijo el miércoles a Reuters H.D. Ratnayake, subdirector del departamento nacional de vida salvaje.
“Ningún elefante esta muerto, ni siquiera una libre o conejo“, añadió. “Creo que los animales pueden sentir el desastre. Tienen un sexto sentido. Saben cuándo están sucediendo las cosas”.
Al menos 40 turistas, entre ellos nueve japoneses, se ahogaron.
El tsunami fue provocado por un terremoto producido el domingo en el Océano Índico, que provocó olas superiores a los cinco metros de altura que barrieron el sur, el este y el norte del litoral de Sri Lanka, anegando ciudades y aldeas, destrozando hoteles y causando la destrucción masiva.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Misterios de la naturaleza.
Difícil encontrar una respuesta o una explicación mínimamente creíble.
Tal vez se mimeticen con la madre naturaleza cuando mueren, tal vez los peces se conviertan en plancton, los ciervos en hierba verde y los pájaros en viento.
Tal vez los humanos seamos los únicos que, cabezones y tozudos como somos, nos negamos a mimetizarnos, construímos panteones, queremos salir en los libros de historia, levantar monumentos funerarios y trascender a la muerte.

Tal vez, sólo tal vez, los animales sean más listos que nosotros, y tengan asumido su condición orgánica.

Y ésa sería supuestamente la razón por la que no existen duelos, ni quebrantos, traumas ni penas, dolor y angustia en sus velatorios.

Tal vez tengamos algo que aprender de ellos.

Aprender a vivir. Aprender a morir.

Atentamente. Driver.

1:02 p. m.  

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