miércoles, octubre 25, 2006

El sufrimiento de los animales.



Con orígen en una encendida discusión sobre el tema del sufrimiento de los animales, que mantuvimos en la nueva terminal de Barajas, escribe mi amigo JV un impactante artículo en el nº 9 de la Revista Telémática de Filosofía del Derecho ("Del Doctor Frankestein y la vivisección"). Su discurso profundo, determinante, conciso y emocionado trasciende el tema y se erige en una pieza de colección, valiosa en sí misma. Su erudición excepcional le permite abrir nuevos frentes en cada párrafo ( “los hombres acéfalos”) y conectar reflexiones de Aristóteles con aportaciones científicas absolutamente recientes.
Incapaz de articular una contestación de similar consistencia, escribo ahora para felicitarle publicamente y animarle a seguir escribiendo, incluso en ésta “Tierra de Nadie” y por tanto de todos. Esbozaré mi opinión en unas pinceladas, continuando de ese modo “la diatriba de la T4.”

Aunque estuviera de acuerdo en la afirmación “los animales sufren”, me parece que el “no-sufrimiento” de los animales no puede ser tenido como un valor absoluto. En los humanos el valor no-sufrir, se ve frecuentemente sacrificado por otros valores como la educación, la buena forma física, la superación personal o la belleza. Quiero decir que los humanos aceptamos que pueda infringirse sufrimiento a otro, incluso contra su voluntad, para educarle ( el niño llora porque quiere seguir jugado y no hacer nunca los deberes),o para ponerle en forma ( la señora suda y se martiriza en el gimanasio, el atleta se esfuerza por cumplir su plan de entrenamiento). El alpinista pierde los dedos por congelación y el bailarín deforma sus huesos para alcanzar la figura más sublime.
Por eso decía que incluso si pudiera afirmarse que el verbo “sufrir” tal como lo entendemos referido a humanos, pudiera predicarse de los animales, también en relación a ellos, el valor no-sufrir puede ceder ante otros valores o intereses en conflicto. Ente otros el hambre, la investigación científica (la curiosidad) o la búsqueda de la belleza.
La tercera causa de justificación ( la intención estética) se refiere a la tauromaquia. Para mi la corrida de toros es un espectáculo poco agradable. Me intranquiliza hasta el desasosiego el riesgo para la vida del torero en cada pase. Pero puedo entender que es un espectáculo que pretende el divertimento a través de una especie de danza de la muerte entre un hombre y un animal peligroso y bello. Contiene suficientes elementos históricos, rituales y dramatúrgicos para que no pueda ser considerado como una simple masacre. Conviven enfrentados el sufrimiento del animal y el alto riesgo para la vida del torero, y ambas cosas se justifican en el propósito de una imagen bella.
Aunque no me gustan los toros, el discurso antitaurino me parece simplista. No creo que pueda compararse al apedreamiento de perros o al gusto sádico del sufrimiento por el sufrimiento.

Si viera que alguno de mis hijos disfruta destrozando o haciendo sufrir a un perro, una rana o un saltamontes le regañaría y le explicaría que, de una forma misteriosa, todo lo que nos rodea comparte con nosotros un mismo alma, un mismo latido. Pero si con su bisturí quisiera saber cómo es el estómago de un pájaro o las tripas de un pez, le miraría sonriendo al contemplar en él La Curiosidad del Hombre como una de las claves de nuestra naturaleza, de nuestra historia y nuestro progreso.
En mi generación, el verbo apasionado de Felix Rodríguez de la Fuente nos enseñó a amar a los animales. Pero como en tantas cosas, el problema consiste en resolver con criterio situaciones de conflicto, sin incurrir en la desproporción o el simplismo.

Un homenaje, mi pesadilla y una canción.

En el Teatro Lope de Vega de Madrid, el pasado día 23 de octubre ha tenido lugar un acto de Homenaje a mi querido Hilario Camacho. Tuve el privilegio de estar allí sentado como muestra de cariño, admiración y respeto. Me quedaré para siempre con la nana de Elisa Serna y olvidé ya algunas actuaciones que sinceramente no estuvieron a la altura de las circunstancias. No se trata sólo de tener buena voluntad. Podía pedirse una mínima empatía con el dolor y un poco de buen gusto. Llevaré siempre conmigo lo mejor de la noche: el detallazo de su sobrina Rocío que me llevó algunos recuerdos que guardaré como tesoros. Gracias de corazón.
Pero, antes de que el tiempo amortigue la impresión y la desazón que ahora todavía siento, quiero contar aquí que no sé qué pasó concretamente aquel fatídico día de Agosto. No tengo ningún interés indecentemente morboso, pero llevo muchos días dándole vueltas a la cabeza. Y necesito decir algo. Si fue una decisión personal, muestro aquí mi más profundo respeto. Pero si hubo algún factor externo o alguna circunstancia que le hizo sufrir y le acercó a un punto de no retorno, quisiera conocerla y que se conociese, sin que su intimidad o la de los suyos se vea afectada (desengaño emocional, depresión como enfermedad, consumo de alguna sustancia o jugarreta comercial). Quiero decir que no acepto, no me gusta ése discurso “güay” y “enrollao”, de lo “políticamente correcto”, tan ajeno a Hilario, que nos impide mirar de frente a las cosas, los hechos, las personas, las situaciones, aunque sean feas o poco agradables, no sea que “nos puedan cortar el buen rollito”. No soportaría que hubiera alguien o algo enmascarado detrás del pudor a hablar de la desgracia. Y si es cierto que Hilario escribió algo antes de morir ( los periódicos mencionaron un texto en que se refería a “un mundo de estafadores”), me pregunto a quien iban dirigidas sus palabras. Me martiriza la idea de que quisiera decirnos algo como despedida y alguien, o simplemente éste ambiente general de “dulce estupidez” que nos invade, le pretendan tapar la boca. Ya sé que es sólo una hipótesis, casi una pesadilla, pero no puedo dejar de escribirlo, aunque sea en éste rincón, pues si esa negra posibilidad hubiera ocurrido, aún peor sería nuestro silencio.
Ya, lo dije.
Y siempre estarán ahí tus canciones, como catedrales.: ”Princesa de Cera”.
Jmcaleroma canta a Hilario Camacho. "Princesa de Cera"

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domingo, octubre 22, 2006

Asómate a la Vida en cualquier balcón.


Llegó a casa y era como si por la mañana hubieramos estado en clase y me trajera unos apuntes. Hace más de treinta años de eso, pero cuando te miras a los ojos y sonríes, te das cuenta que sigues en el mismo punto. Entonces sabes que los años no cambian esa parte esencial que te define y que los que estaban a tu lado cuando se moldeó esa figura, te acompañan toda la vida. Las frases entrecortadas, algún silencio al final de la narración de lo que sea. Recuperamos poco a poco la memoria de los compases, el ritmo de nuestra conversación, el turno invisible en el que nuestras palabras se van acoplando. Los amigos con nuevas parejas, el trabajo, la edad de nuestros hijos y la Música. Poco a poco me detuve en el detalle de su eterno pelo largo y despeinado, sus ojos aumentados por las lentes de sus gafas, la peculiar coordinación de sus brazos y las manos cuando acompañan sus palabras. Aparecen entonces hombres y mujeres demenciados que sólo en parte puedes llegar a entender, el dato de que cada tres días hay un intento de suicidio (" pero ya no es noticia"), un amigo músico, de pelos rubios y largos, que sigue contando su viaje de juventud a la California de los años sesenta, a pesar de haber trabajado durante no sé cuantos años en la BBC ( Bodas, Bautizos y Comuniones). “Me viene bien, toca cualquier intrumento y me ayuda a ordenarme”. Poco después, mientras se lía un cigarrillo, recordamos a Hilario. Cae la tarde y aparece un cubano ciego que se sabe las calles de Madrid de memoria. “Es valiente. Hace años se le quedó pequeña la isla y tanteando con su bastón se subió al avión. Ahora vende cupones y añora su vida allí”. Paradojas. Silvio es la poesía en estado puro. Él tambien estuvo en el recital de Madrid, hace poco.

Amigos de cuando entonces. Juntos entre los diez y los ventitantos. Y los dos seguimos al lado de la guitarra intentándolo, buscando nuestra canción. Bueno, él lo ha conseguido: “Cuarenta primaveras treinta y nueve otoños”.

Las noches por el Barrio de Malasaña, la prisa, y la angustia (productos típicos de Madrid) y la poesía que también florece entre el asfalto, están aquí destiladas en su voz desgarrada y tierna, dulce y ácida al mismo tiempo, personalísima e inexplicable.

Amigo, aquí te escribo y muestro tu enorme canción a los elegidos por el Destino, que tengan la suerte de haberse pérdido en ésta Tierra de Nadie. Es mi homenaje a tu visita inesperada, a lo que fuimos y seguiremos siendo.

“Cuarenta primaveras , treinta y nueve otoños,
licor de madroño riega Lavapies,
piso en Embajata, cerveza del día,
mañana no existe donde tu no estés,
y una francesa se aburre en el Alphaville
sarna contigo no pica, ni en un desfile.

Cuarenta primaveras, treinta y nueve inviernos,
Sábado a la noche , fiesta en el infierno,
corazón rebelde vive de alquiler,
ángel y demonio encienden tu sed,
Y aunque te juro que Romer me pone a mil
que importa una mentira si es junto a ti.

Cuarenta primaveras, treinta y nueve amores
unos ya dolidos , otros por venir
envidian las flores la piel de tu cintura
los sabios tu locura, los que vuelven , tu partir
Por mucho que te digan los entendidos
lo hace mejor un amante que dos maridos.

Cuarenta primavera, treinta y nueve estíos
Vente pa ca , dí si tienes frio
Claro de Luna y aceite , pa las arrugas del corazón
Una mistela con risa y que salga el sol
Mola más que rumba que un orfeón
Asómate a la Vida en cualquier balcón.
Asómate a la Vida en cualquier balcón.

Daniel Olivares Zarco.

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"Cuarenta Primaveras". Daniel Olivares.

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sábado, octubre 21, 2006

Capítulo 18.


Pablo Logaste Bernia( Peio Aristeguieta), pasó sin problemas el control de pasaportes y mientras esperaba la maleta repasó las instrucciones que se había resumido en una libreta. Pensó cómo habría quedado la Real que ése domingo jugaba contra el Betis y deseó que fuera ya miercoles y estuviera esperando el vuelo de regreso.Tenía tres día intensos por delante que comenzaban con un momento incierto. El primer paso era identificar al salir a su correligionario del que había escuchado las historias más increíbles. Para muchos había pasado a la historia de la organizazación por sus servicios en el abastecimiento de armas y financiación cuando las vías procedentes del Este se habían acabado subditamente. Era también una leyenda en otros aspectos menos relacionados con la liberación de su pueblo oprimido, como su prestigio como conquistador de mujeres de todas las razas, su capacidad para los idiomas o sus periódicas desapariciones, que le convertían en el miembro más anárquico de una organización caracterizada por su una ferrea disciplina interna. Su edad le otorgaba una larga experiencia, pues había conocido muchas ejecutivas y había sobreivido a los momentos más duros de la organización. Sus especiales carácterísticas personales hacían que la organización prefiriera tenerlo lejos y que sus reglas de seguridad fueran mucho más relajadas que para todos los demás. Pero precísamente por eso le habían advertido especialmente que no tuviera ningún contacto con su entorno en la ciudad de Sarajevo. Le repitireron hasta la saciedad que , a pesar de que pensara que en un lugar tan lejano nadie le conocería, no dejara de respetar de forma estricta y rigurosa todas y cada una de las instrucciones de seguridad. Incluso le habían dejado caer que podrían estar siendo vigilados con nuevos medios de investigación electrónica, por lo que el uso del teléfono móvil era especialmente inseguro. Las referencias a la sospecha de que miembros de los servicios de información españoles habían conseguido infiltrarse en la organización terminaban por dibujar un cuadro de alto riesgo que, de una parte le obligaba a estar contínuamente alerta y de otra le paralizaban. Pedro Logaste Bernia sabía que tenía que hacerlo bien en su primera actuación como correo internacional y que de la confianza que consiguiera ganarse dependería su futuro en la organziación, o lo que era lo mismo, su futuro en la vida. El priemr paso era reconocerle: le habían enseñado fotos y tendría un periódico enrollado en la mano.
Fernando Quijares terminó de retocar los últimos detalles de su peluca y se puso las gafas John Lennon .Después de comparar el resultado de su caracterización con las fotos del Pirata que le sirvieron de modelo, cruzó con Ricardo una sonrisa de satisfacción por resultado conseguido. Ambos sabían que estaban ante un momento crucial y sin retorno en aquel viaje a ninguna parte que iniciaron el día que desde el otro lado del Messenger del miltante fallecido, alguien creyó que chateaba con él, cuando ellos contestaron. En aquel momento y en todas las conversaciones posteriores era relativamente fácil. Bastaba simular un corte en la conexión cuando aparecía alguna pregunta o alguna alusión que les despistaba y revolver los archivos del disco duro buscando alguna información que diera consistencia a la respuesta. Ahora la simulación no permitían esas pausas y debía ser contínua y en directo. Sabían también que no sería suficiente con una peluca, barba de tres días y unas gafas, para convertirse en una versión creible de El Pirata. Los contactos a través de correos y chats ya les había abligado a repasar minuciosamente archivos, fotos, emails y diarios, para conocer el perfil psicológico del autor de todo ese material, y poder suplantarle. Repasaron la jerga interna pero seguián sintiendo temor por que cualquier expresión o el silencio ante cualquier pregunta revelara al visitante el cambiazo. La ventaja era que, por la información remitida, se trataba de un militante para quien era su primera acción. Esto les tranquilizaba un poco.
Debía recogerlo en el aereopuerto: tendría un periódico enrollado en la mano ziquierda para identificarse. Pablo debía entregarle un pendrive en el que entre otras cosas, tendría el calendario para ese encuentro. Lo llevaría al hotel en donde nunca debían coincidir juntos en zonas comunes. Las entrevistas estaban programadas minuciosamente, no sólo en el horario, sino en los temas a tratar. Pablo tenía un programa de visitas turisticas con una agencia que le uniría a un grupo proviniente de España. Debía cumplir escrupulosamente con su personalidad de cobertura: empleado de banca solitario y aficionado a conocer lugares un poco exóticos. Además del encuentro inicial en el aereopuerto , tendrían dos entrevistas. La primera la madrugada del lunes y la última el miercoles muy temprano por la mañana. La vuelta al aereopueto sería ya con el grupo de turistas.
Sólo cuando estuvieron dentro del coche se saludaron en eusquera. Pablo resopló y le entregó el pendrive. Cruzaron a algunas frases hechas dejando el eusquera de nuevo y EL PIRATA le preguntó cómo iban las cosas. Entre las instrucciones figuraba una regla por la que debía evitar comentarios personales sobre la organización, pero después de un silencio le contestó:
- “Ya sabes que no debería contestarte, pero tu eres más antiguo y si quieres te digo mi opinión”, le dijo sonriente y relajado despues de haber pasado el primer escollo que le agobiaba y sentirse protegido al lado de su compañero.
- “Me hace gracia, porque me recuerdas a mi cuando empecé”, contestó Quijares, es decir El Pirata, imitando la manera de hablar donostiarra. “Pero chico, si cumples todas las reglas, yo creo que al final terminas mueriéndote pues.”Cruzaron una primera mirada furtiva de complicidad y Quijares continuó su fingido dicurso. “Yo te autorizo chico. Aqui ya es dificil que te pillen, asi que tranquilo , cuéntame algo.”

Le contó que la lectura de toda la iformación que le traía le había sorprendió mucho. La sensación de los militantes de base era negativa. Pensaban que que despues del pelotazo de Nueva York se habían quedado un poco congelados. Durante un tiempo la verdad es que conversaciones de gente de su entorno pensaban que se habían olvidado de las bases . Por eso tenían la sensación de que todo estaba un poco paralizado. Pero al leer todo lo que le traía (“repasé las instrucciones y en ningún sitio decía que no pudiera leer el contenido del pendrive, pero igual he hecho mal”, “no te preocupes chico, sigue”), había llegado a la conclusión de que estaban en un momento decisivo y que por pimera vez en mucho tiempo tenían una coyuntura muy interesante.
-“ Ya verás que todos quieren hablar con nosotros”. Le dijo arrugando los ojos con cara de pillo.
- “ A mi no me deis trabajo que yo estoy ya muy mayor”, contestó El Pirata haciendo alarde de su contrastada fama de vago. “No sabes las coyunturas favorables que llevo yo encima ya”, ironizó aportándo el matíz exceptico que Quijares había visto reflejados en todos sus escritos.

Detuvo el coche y le explicó:
-“ La primera a la izquierda a unos cincuenta metros: el toldo rojo. No te agobies con las reglas y disfruta. Casi al lado tienes un garito para echar una copilla”.
- “Gracias, nos vemos. Ahí llevas la agenda, con todo especificado”.
- “Ya me dijiste pues. Agur”.
De vuelta a casa se quitó la peluca que empezaba a darle un calor insoportable, palpó el pendrive en su bolsillo y mirándose en el retrovisor se sonrió.

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miércoles, octubre 11, 2006

Sofia.


En el centro de la ciudad, señoriales edificios públicos de finales del XIX, construídos con la proclamación del Tercer Reino de Bulgaria, recuerdan que gran parte de las ciudades europeas, son hoy lo que en aquellos años mágicos empezaron a ser. Algunas fotos de los años veinte te hacen comprender que antes de que el mundo se dividiera en dos bloques, en aquel macabro episodio conocido como Segunda Guerra Mundial, existió una Europa llena de elegantes cafés e industrias florecientes.
El más impresionante de esos edificios ofrece su fachada monumental de seis grandes columnas a un espacio abierto donde confluyen las principales arterias de la ciudad. Enfrente cierra esa gran plaza sin nombre, la figura de Santa Sofía escoltada por el luminoso del Bulbank. Hace unos años, sobre ése imponente edificio entonces sede del Partido Comunista, ondeaba la bandera roja con una hoz y un martillo amarillos. Hoy alberga el Parlamento, pero allí mismo, en el centro del conjunto urbanístico, auténtico corazón de la ciudad, flamean ahora la bandera azul con al estrella de la OTAN seguida de las de sus países miembros. Al lado el Hotel Sheraton, que ocupa la mitad de uno de esos edificios públicos y la Iglesia Ortotdoxa de Sveta Nevelia. En el subsuelo los restos de la antigua ciudad de Sérdica junto a baños termales romanos se mezclan con tiendas de recuerdos, en galerías comerciales siempre en proceso de reformas. A salir a la superficie, tres ciegos alargando exageradamente el cuello, cantan bien entonados, acompañadose de acordeones y viejas guitarras, con un bote de hojalata delante.
Sofia es una ciudad europea, con iglesias y mezquitas, parques con castaños y sauces, tiendas de ropa cara, buenos restaurantes y locales de música en directo vigilados por el rostro elegante y sospechoso de Frank Sinatra colgado de grandes posters. Algunas fachadas empiezan a reconstruirse, los coches aparcan en las aceras. El cirílico convierte en incomprensible cada cartel. Predomina el color negro en las ropas de la gente. Los rostros que te cruzas paseando por sus calles parecen desconfiados. Los jóvenes son como en todos lados, un poco más pálidos, un poco más tristes. Los mayores muestran dramáticos signos de abandono. Al atardecer, con el chirriar del viejo tranvía se mezcla la voz metálica y lejana que llama a oración. Junto a ventanas sin cortinas y edificios descascarillados, inexplicables coches de lujo cruzan la noche.Sus conductores tienen una sombra negra en su mirada. Presientes enseguida dos mundos: el que puedes ver y otro oculto de dimensiones desconocidas e incofesables. Todos saben que en la sala de máquinas de ésta ciudad se cuecen negocios sucios que manchan el alma desengañada de éste pueblo. Ahora llegan sin entusiasmo al club de privilegiados países europeos. Vendrán días de prosperidad económica, pero deben desenmascarar a los viejos impostores que proceden de lo peor de épocas pasadas, si quieren ganarse un futuro digno.

Sofia, fue un placer.
Suerte.

lunes, octubre 09, 2006

Jmcaleroma canta a Hilario Camacho

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viernes, octubre 06, 2006

Homenaje a Hilario Camacho.



El próximo lunes 23 de Octubre a las 21'00 horas tendrá lugar un Homenaje a Hilario Camacho en el Teatro Lope de Vega de Madrid.
Ojala pueda estar allí, pero quienes vivimos fuera de Madrid estamos un poco más lejos de las grandes citas.

Quien pudiera estar allí cantando para él "Pequeña muerte"...


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jueves, octubre 05, 2006

España, Otoño 2006. Conspiraciones.


Lo cierto es que el sistema democrático debía caracterizarse por la transparencia y el control de los poderes públicos por el juicio supremo y soberano de la voluntad popular. A éstas alturas, ni siquiera resulta creíble que caminemos hacía esos propósitos. Más bien evolucionamos en dirección contraria. Resulta que en la sociedad de los mass-media percibimos que quien nos informa, lejos de sentir el más mínimo compromiso con el rigor y la profesionalidad actúa por intereses inconfesables. Resulta también que la “voluntad popular” puede ser manejada por la acción consciente y concertada de poderosos grupos de comunicación. Así, los resultados electorales terminan dependiendo de la voluntad de cuatro jerifaltes de la información, que han hecho del periodismo una rentable “fábrica de opinión pública”, capaz de ensalzar al más ruin o vilipendiar al más honrado y que gran parte de la población los crea.

Como si de una película de Woody Allen se tratara, en unos cuantos salones enmoquetados de Madrid, conspiradores de uno y otro bando discuten sus próximas estrategias informativas.

Después de dejar ceremoniosamente su eterna copa de Martini, aceituna incluida, el Subsecretario responde al Director de Periódico que le acaba de confirmar la reunión de unos líderes de la oposición con un conocido periodista: “ ¿Cómo pueden éstos tipos llamarnos conspiradores?".
Un discreto banquero rompe el silencio: “ Esta gente me va a obligar a hacer unas cuantas llamadas”, dice al tiempo que saca su móvil dorado de última generación, ante el asombro de los demás.
” Quizá eso sería mejor dejarlo para más adelante” , sugiere el perspicaz ex ministro, asiduo a la reunión.


Mal olor, muy mal olor.Un nuevo síntoma de que nuestro sistema político no pasa por momentos de buena salud. Si gran parte de la población está convencida de que sus gobernantes son sólo “malos actores”, la sospecha de que hemos vuelto a la política a puerta cerrada puede generalizarse.
Triste espectáculo si te queda un gramo de ilusión por un sistema democrático.

- “ A mi lo que me jode es que me suban la hipoteca”.
- ¿Cómo?
- ...lo de la hipoteca.
- Ya.
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