- “En principio la idea es bonita y bien sencilla. Después de los bombardeos en Sarajevo, la Biblioteca Nacional se quedó hecha unos zorros Por lo que me cuenta un vecino y amigo de la calle Kaptol 28, durante el cerco que sufrieron entre el año noventa y dos y el noventa y cinco, salías a comprar el pan y volvías con una pierna amputada. Cuántas heridas abiertas por el germen corrosivo del nacionalismo, en éste caso de los serbios. Te cuenta y no acaba. Dice que el vio perfectamente cómo cayeron las bombas sobre la biblioteca y cómo ardían por millones, libros, manuscritos, documentos históricos. Qué poquito el gusta a esa gente lo de los libros. Te das cuenta que es siempre igual.
Habían pasado meses sin que Quijares y Ricardo pudieran encontrarse en la tranquilidad del apartamento que el inspector madrileño mantenía después de renovar por un año más el alquiler y conseguir que le cambiaran la ducha que definitivamente, a pesar de diferentes chapuzas, no funcionaba. El otoño estaba siendo especialmente lluvioso y se habían sucedido los viajes y los compromisos profesionales. La relación de Collen y Ricardo iba cuajando mes a mes y, sin duda, era otro factor que explicaba las dificultades para encontrar la el lugar y el momento para reencontrarse y comentar los últimos y decisivos acontecimientos en esa historia apasionante, pero escondida, que entre los dos estaban escribiendo.
El gobierno español había acordado reconstruir la Biblioteca Nacional de Sarajevo en el marco de los programas de ayuda al pueblo Bosnio programados y costeados en su mayor parte por la Unión Europa, pero gestionados en éste caso por el Ministerio de Cultura español. La semana había sido especialmente agitada pues habían tenido lugar en diferentes sedes, las distintas firmas de acuerdos y protocolos de actuación, y el embajador tenía una presencia necesaria y privilegiada. Después de la enésima escolta móvil hasta el aeropuerto, Ricardo había concluido sus funciones y, por fin había encontrado un hueco para escaparse al apartamento de Quijares. A su novia le había contado que tenía que organizar nuevos eventos para el sábado y que se quedaría hasta tarde en la embajada. Era la primera vez que le contaba una milonga para no quedar con ella y eso le hizo pensar que aquella relación podía ser la definitiva. Después del tercer bote de Sarajeska, que era la cerveza preferida de Quijares, auqnue Ricardo prefería la Premium, tenía necesidad de rajar, de soltar todo el veneno que había acumulado aquella semana , antes de charlar, sin prisa y relajado de su historia.
-“ La cosa es bonita y simple: España ayuda a reconstruir la Biblioteca Nacional. Me parece bien, pero ¿sabes cuantos han venido para empezar el proyecto? .No te lo vas a creer: ciento treinta y cinco. Por mis cuentas, solamente una veintena han trabajado algo. Lo demás de turismo y, más de la mitad acompañantes. Qué maravilla. Y lo peor es que todos quieren sentirse seguros con un coche oficial y un escolta y, por mucho que te esfuerces al final todos se van cabreados. “
Un silencio después de la larga perorata dejó entrever que, como hacía ya tanto tiempo, ambos vivían con una doble pista en sus mentes. Una de ellas estaba ocupada siempre por su aventura oculta. Tras el silencio, se miraron y no necesitaron explicar en qué estaban pensando. Quijares se acomodó en el sillón y después de encender un pitillo y sin mirar empezó a contarle:
- “La situación es exactamente la que imaginábamos. Lo primero que he confirmado estos días en Sofía es que siguen mosqueados conmigo. Mandaron a otro chaval jovencísimo y super listo. Me dijo que no me preocupara, pues eran medidas de seguridad interna que estaban sufriendo todos. Los de la nueva dirección tienen la sensación de que tienen topos infliltrados en todas partes y para hacer cualquier movimiento, están estudiándolo siete días antes. Me dijo que incluso un ingeniero industrial esta estudiando las filtraciones, como si toda la organización fuera una máquina. Me habló de unos esquemas de seguridad muy complicados…Tenía la sensación de que intentaba consolarme. La verdad es que era un poco ingenuo y después de cuatro cubatas me contó las tres reuniones programadas, casi al pie de la letra. Cada cinco minutos decía: esto queda entre tú y yo. La verdad es que casi nunca había salido del caserío y estaba fascinado con su primera experiencia exterior. Necesitaba contárselo a alguien y solo tuve que darle unos cuantos golpecitos en el hombro. Cuando lo vieron los del turbante, querían retirarse por entender que era un interlocutor demasiado joven. Me contó que pensó en contármelo para arreglarlo, pero aguantó el tirón y al final aceptaron. Pero incluso el reconoce que la imagen de a organización quedó un poco tocada. Me imagino que cuado empezara a hablar idiomas, como lo hace este chaval, se darían cuanta de que, a pesar de su juventud es un tipo muy valioso.
Ricardo cambio radicalmente su actitud y escuchaba con atención la narración que Quijares le hacía de los pormenores de la que había sido, primera reunión entre los del Norte y los del turbante, celebrada casi un mes antes en Sofía y de la que habían sido sus gestores por encargo de la organización.
- “ Pero como te decía, nada nuevo o que no esperáramos". En ese sentido un poco decepcionante. Parece que tiene miedo de que estos contactos se filtren internamente, pues del debate después del leñazo en las do torres, ha quedado una necesidad casi neurótica en todas las bases de diferenciarse de los integristas religiosos. Ya sabes, su discurso conocido, nosotros somos revolucionarios y no integristas religiosos, como ellos. Pero a pesar de todo, necesitan dinero y, sobre todo agujeros nuevos donde esconderlos, después de que el del bigote les haya dejados sin una hucha tranquila. Los otros tiene claro que quieren golpear fuerte al del bigote. Dicen que ha modificado acuerdos implícitos y no tienen duda de que eso no puede hacerse impunemente. En cuestiones de inteligencia, es increíble, pero parece que todos tirios y troyanos, gobiernos y maleantes, piratas y embajadores, se guardan un respeto reverencial y exigen atenerse a las formas. Si el bigotes quería cambiar el criterio tradicional de hacer la vista gorda a las células islamistas con base en España, debía haberlo hecho por las buenas, según ellos. Y eso significa, haberles avisado del cambio de criterio para que pudieran replantearse sus estrategias y sus localizaciones. Pero dicen que es intolerable que les haya traicionado actuando por sorpresa. Y les debe haber hecho mucho daño. Parece que el noventa por ciento de la información de lo ocurrido en las torres que se cayeron, procede de los servicios de inteligencia españoles. Eso dice en Peio este que le contaron. Lo tiene claro, quieren darle duro. Dicen que la anterior política de tolerancia estaba pactada y que hay terceros países afectados. Supongo que los vecinos nuestros del sur.
Ricardo le interrumpió:
- “¿Y sabes si estos del sur se han metido en el ajo también?
- “No lo pudo asegurar, pero dice que le dijeron que hay otras personas dispuestos a ayudarles y con importantes contenidos de inteligencia para ponerlos a su disposición. Me imagino que eso son los del sur.
- “No pueden ser otros”
- “La cosa es que necesitan información, materiales e incluso gente. Los del norte, me parece que no están dispuestos a darles gente, pero materiales y toda la información que tengan si. la cuestión es ponerse de acuerdo en el precio y eso. Esos tío parece que tienen toda la pasta que quieran. Viven con cuatro trapos, pero creo que llegaron a Sofia en helicóptero. Me contó también que han iniciado contacto con gente de la oposición”.
- “Si que están cotizados”.
- “La verdad es que así es. Y no te imaginas como eso les alimenta la autoestima. Están encantados de haberse conocido”.
- “Sigue, sigue contándome”.